Elena Fortún, un talento infortunado al que sepultó Celia,su célebre personaje infantil

Miguel Lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

El primer libro de Celia que publicó Elena Fortún fue «Lo que dice».
El primer libro de Celia que publicó Elena Fortún fue «Lo que dice».

Un ensayo con testimonios de su entorno desvela desconocida historia de una de las autoras más queridasdel siglo XX

29 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Es uno de esos casos en los que la enorme popularidad de un personaje eclipsa a su autor. Celia fue y es mucho más conocida que su creadora, Elena Fortún (Madrid, 1867- 1952), quien, en contra de lo que sugiere su apellido, llevó una vida de infortunio plagada de dificultades. El libro Elena y sus amigos (Renacimiento) desentraña ahora la poco conocida historia de un de las autoras más inspiradoras y queridas de nuestras literatura, pero sepultada bajo éxito de Celia.

Editado por la profesora de Teoría de la Literatura Purificación Mascarell y prologado por Manuela Carmena, sus testimonios desvelan la esencia de Fortún, seudónimo de Encarnación Aragoneses. Una compleja mujer oculta tras su icónico personaje infantil, alumbrado en 1928, y que tuvo su serie televisiva en la Transición. Brillante periodista y escritora, conoció el éxito en los años de la Segunda República gracias a Celia y su hermano Cuchifritín en una serie de ocho títulos que abrió en 1928 con Celia lo que dice.

El libro busca revertir el olvido de Fortún a través de las voces de María Lejárraga, Josefina Carabias, Matilde Ras, Carmen Laforet, Carmen Conde, Viera Sparza, Inés Field, Francisco Ayala, Carmen Martín Gaite, Francisco Nieva, Carmen Bravo-Villasante, José Luis Borau, Marisol Dorao o Juan García Hortelano. Se suma a la creciente investigación sobre la figura de Fortún, aportando una visión única de su vida y obra. Recopila testimonios que nos acercan a la autora revelando su rostro «vivaz de pájaro o de golondrina trashumante, de mirada aguda y cordial», en palabras de la ilustradora y pintora Viera Sparza.

Catarsis emocional

Católica nada dogmática, Fortún se casó con el militar republicano Eugenio de Gorbea, pero el suicidio de su marido en Argentina y la muerte de su hijo poco después supusieron una catarsis emocional. «No sé ni cómo ni por qué empecé a leer los libros de Celia. Pero en alguna medida conformaron mi yo», afirma Manuela Carmena, exjueza y exalcadesa de Madrid. «El testimonio de sus amigos y amigas nos hace quererla todavía más», apunta la escritora y articulista Elvira Lindo.

«Elena Fortún ha sido una de las criaturas más generosas que he conocido en toda mi vida; siempre tuvo socorro para el desgraciado, consuelo para el afligido, apoyo para el débil, indulgencia para el que caía en falta, y, sobre todo, cordialidad a raudales para todos los que la rodeaban», señala la escritora y grafóloga Matilde Ras. Fortún y Ras fueron más que íntimas en lo personal y lo intelectual. Se admiraron desde los tiempos Círculo Sáfico establecido en Madrid por Victorina Durán antes de la Guerra Civil. Unieron en vida sus destinos emocional, literario e ideológico y volverían a hacerlo en el olvido. Pioneras en la lucha por los derechos de la mujer y la modernidad, autoras originales y constantes, humanistas comprometidas con su tiempo, fueron la avanzadilla en la defensa los derechos de la mujer y la denuncia de las injusticias. Una osadía que pagaron con el exilio y la exclusión tras la guerra y, a su regreso, con un olvido mucho más cruel con Ras que con Fortún.

Coetáneas de luchadoras como María de Maeztu, Clara Campoamor, Maruja Mallo, Concha Méndez, María Lejárraga o Carmen Baroja, su relación de idas y venidas se alimentó y creció a través de las colaboraciones de ambas en Blanco y Negro y ABC en los años veinte. «Son los grandes fantasmas de la modernidad española», apuntó Nuria Capdevila-Argüelles, catedrática de la Universidad de Exeter, y estudiosa de la secreta obra de Ras.

«Si puede darse amistad honda, compartida, y, sin embargo, en que uno de los amigos ignore totalmente la existencia del otro, yo tuve con Elena Fortún una amistad íntima de más de veinte años; desde el día que, teniendo yo seis, cayó en mis manos el primer cuento de Celia, publicado en Blanco y Negro, hasta el día 8 de mayo de 1952, en que murió Elena Fortún», escribió Carmen Laforet, autora de Nada. «La verdadera Celia era ella misma, como saben muy bien quienes la conocieron. Elena Fortún no ha sido vieja nunca, ni siquiera en los días tristes de su vida, cuando las amarguras hacían que su voz adquiriera tonos de ternura bajo una imborrable sonrisa infanti», señalo, la primera mujer con silla en la RAE.

«Aquellos años de nuestro común exilio en Buenos Aires era el tiempo en que, a veces, Elena Fortún aparecía por mi casa, y mi hija contemplaba a la visitante con tímida curiosidad, porque yo le había advertido que aquella señora tan cariñosa era quien había escrito los cuentos de Celia que tanto la recreaban y complacían a ella en sus lecturas infantiles», dijo el escritor y premio Cervantes Francisco Ayala.