Sesenta y cinco años de la mayor proeza en la historia del Arousa

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

DEPORTES

CEDIDA

El 17 de abril de 1949, con tan solo tres temporadas de existencia a cuestas, el equipo vilagarciano logró su único ascenso a Segunda División, amarrado en la última jornada de Liga de Tercera con una victoria por 0-2 en el campo coruñés de Riazor

17 abr 2014 . Actualizado a las 06:58 h.

Hace hoy justo 65 años el Arousa celebraba en el césped del estadio coruñés de Riazor la mayor proeza en la historia del club vilagarciano. Aquel 17 de abril de 1949, dirigido desde el banquillo por el pontevedrés Edelmiro Lorenzo Codesido, el conjunto arlequinado vencía 0-2 al Juvenil de A Coruña y se aseguraba no solo el subcampeonato de una Tercera División equivalente a la actual Segunda B, con media docena de grupos en toda España. El cuadro arousista terminaba de conquistar en la última jornada de Liga el único ascenso a la Segunda División vivido por la entidad.

El plantel vilagarciano acudió a Riazor sin que desde la Federación Española hubiesen aclarado del todo si finalmente subirían 2 ó 3 equipos por grupo a una categoría de plata ampliada de uno a dos grupos de 16 conjuntos. Con el Orensana ya campeón, y por lo que pudiera pasar finalmente en los despachos de Madrid, los de A Lomba tenían que cumplir para no depender de terceros. Y vaya si lo hicieron. Dos goles en los primeros 9 minutos de juego dejaban el partido y el salto de categoría resueltos a lo campeón, por la vía exprés.

En su edición del 19 de abril de 1949 La Voz de Galicia ofrecía la crónica de lo acontecido en Riazor dos días atrás. Bajo el titular «El Arosa ganó el ascenso al batir al Juvenil (2-0)», la información arranca relatando que «si algo puede deducirse de lo que refleja la clasificación -el Juvenil acabó el campeonato cuarto por la cola del Grupo 1 de la Tercera-, no ha de sorprender a nadie que el Arosa batiera el domingo al Juvenil, en el Estadio. Y sin dificultades. El equipo de Villagarcía venía en busca del ascenso y para lograrlo puso en la contienda mucho entusiasmo; nada más, pero le fue suficiente [...] Un mal partido, con un justo vencedor, que a los diez minutos de comenzado el encuentro tenía ya dos goles -los únicos marcados- en su haber. A los siete minutos un tiro de Ventura no pudo blocarlo Otero, y el delantero arosano recoge de nuevo para abrir el marcador; a los nueve minutos, una combinación bien llevada por el ataque visitante permite a Gómez coronar la jugada con un disparo raso y cruzado que afianza la victoria. Dos a cero. Y no hubo más».

Bueno, realmente sí lo hubo. El colegiado asturiano Kiercheben expulsó en el minuto 61 al herculino Bonifacio y el arousista Gómez por intento mutuo de agresión. Fue el único lunar, pronto olvidado cuando, recoge la crónica de La Voz, «a las 11 de la noche del domingo llegó a Villagarcía el equipo del Arosa. El pueblo en masa esperaba a los vencedores del Juvenil, que fueron materialmente estrujados por los enfervorizados aficionados. Edelmiro se salvó a duras penas de un linchamiento afectuoso, y los vítores y las ovaciones se sucedían [...] Hubo profusión de bombas de palenque y la euforia se prolongó hasta que las energías de los entusiastas hubieron de sucumbir ante la mayor resistencia de los propios jugadores».

En los días siguientes el Arousa disfrutó de una recepción en el Concello, y de un partido de celebración frente al Celta. Era el colofón a un campeonato sobresaliente, con 14 triunfos, 5 empates y otras tantas derrotas; 33 puntos sumados, solo 1 menos que el Orensana y 3 más que Lucense, Círculo Popular de La Felguera y Real Avilés. Y aquel mítico 6-1 al Pontevedra en A Lomba.

Solo llevaba el Arousa tres temporadas compitiendo, y ya se había ganado el jugar en Segunda. Al equipo le tocó disfrutar, entre otros, de rivales de la talla del Sporting de Gijón, Racing de Santander, Zaragoza, Osasuna o Numancia. La fiesta solo duró un año, pero la Plata ahí está.