«El campo se convirtió en una bola de fuego»

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

El exdeportivista Víctor Sánchez del Amo, segundo técnico del Olympiacos, relata los incidentes del partido ante el PAOK

18 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Decía Bill Shankly que «el fútbol no es una cuestión de vida o muerte, sino algo mucho más importante que eso». Un cuarto de siglo después de la tragedia de Hillsborough en la que fallecieron 96 personas, la frase del hombre que hizo grande al Liverpool requiere un matiz. En ocasiones, el fútbol es solo una cuestión de muerte. Y si no lo es, es por pura suerte.

Al menos, a tenor de los incidentes acontecidos en el PAOK-Olympiacos, correspondiente al partido de vuelta de la semifinal de la Copa griega disputado el miércoles, con eliminación del equipo visitante. En el PAOK de Salónica juega el delantero gallego Lucas Pérez. En el Olympiacos de El Pireo, el exdeportivista Víctor Sánchez del Amo es el segundo entrenador y mano derecha del ex madridista Míchel.

«Nunca había vivido nada parecido. Te sientes en peligro. Pero más allá de la decepción, la sensación es de impotencia y desánimo porque uno tiene arraigados unos valores del deporte, porque hay reglas del juego que se tienen que cumplir. Y en esta ocasión, todo se convirtió en una batalla, en cualquier cosa menos fútbol», describe. «Te obligan a ser partícipe, aunque sea por omisión porque ni siquiera irte es una posibilidad. Te encuentras atrapado. El partido se retrasó una hora y media, pero si lo llegan a suspender quizás no salimos de allí», añade.

«El aperitivo fue una bomba de gas que superó 200 metros de perímetro de seguridad policial y se coló en los cinco metros entre la puerta del bus y la del vestuario. Sus efectos fueron dantescos. Al empezar el partido, miles de bengalas convirtieron el estadio en una bola de fuego. Nos retiramos al vestuario. Y al regreso, todo se repitió. Una de ellas incendió nuestro banquillo, que había aparecido cubierto de pescado», relata.

«Hubo jugadores y policías agredidos, casi no se jugó la segunda parte. Imposible abstraerte y mucho menos decir ?Me voy?. El árbitro estaba muy presionado, para nada tenía libertad para decidir. Y yo he vivido la suspensión del Valencia-Dépor de Copa por el lanzamiento de una moneda...», lamenta.