«Con 93 kilos encima de tu cabeza, el tiempo se detiene por completo»

P. G. A coruña / la voz

DEPORTES

23 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

IRENE MARTÍNEZ SANTIAGO HALTERÓFILA

Desde que tenía trece años de edad, apenas ha tenido un instante al margen de la halterofilia. Quizás sea eso lo que ha llevado a Irene Martínez Santiago (A Coruña, 1993) a convertirse en la mejor halterófila gallega de todos los tiempos.

-¿Quema mucho este deporte?

-No más que otros. Lidia Valentín está en su apogeo con 29 años. Da muchas satisfacciones, como la autosuperación gracias al trabajo diario. ¿Disgustos? Nada que no se pueda superar.

-¿Piensa en las secuelas?

-El deporte de alto nivel no es sano. Ninguno. Llevas tu cuerpo al límite. En esta, no más que en otra disciplina. Asumo esa herencia. Con todo, Víctor Castro mejoró de la escoliosis de su espalda gracias a la halterofilia.

-Usted, derribando prejuicios.

-Pues sí. La gente ve halterofilia y alucina. Pero si lo cuentas y nunca lo vio, se monta unas películas... Se imaginan que soy un animal, o un marimacho. Luego me ven, y me dicen: «Ah, pero si eres normal». No me duele. En cierto modo, es normal. Yo misma tenía esa idea.

-¿Es un esfuerzo extra ser mujer?

-Lo supuso por ser una niña. Era muy tímida. Pero nunca me sentí discriminada. No en la halterofilia. De hecho, en España la que mejores resultados tiene es una chica, Lidia, y es admirada.

-¿Piensa que está usted logrando algo importante?

-Pienso que ojalá salga alguien detrás de mí. No es complicado. Pero hay que esforzarse. España tiene nivel. Lidia fue a dos Juegos y es bronce mundial. Yo lo intentaré. Pero puede pasar de todo.

-¿Solo piensa a corto plazo?

-No. No se pueden hacer las cosas a medias. Hay que tener los objetivos claros, no ir a la deriva, porque se te pasa el tren. Solo digo que falta mucho para Rio 2016.

-¿Qué piensa cuando sostiene la haltera en el punto más alto?

-Con 93 kilos encima de tu cabeza, el tiempo se detiene por completo. Solo estás tú y la barra. Nada alrededor. Luego se enciende una luz, tiro el peso y vuelvo a la realidad.

-¿Siente que se pierde algo?

-No salgo mucho, la verdad. He llegado a practicar en mi casa. Siento que pierdo momentos puntuales. Vacaciones en grupo con la familia o amigos. Aún así, me compensa. Nadie me obliga. Puedo elegir. Y he elegido esto.