Thibaut Pinot y Rafal Majka complican el Tour de Valverde

EFE

DEPORTES

NICOLAS BOUVY

El español es cuarto en la general y necesita una buena marca en la contrareloj para subir algún escalón de París

24 jul 2014 . Actualizado a las 20:35 h.

El italiano Vincenzo Nibali (Astana) asestó el golpe de gracia al Tour con un paseo triunfal que le condujo a su cuarta victoria, esta vez en la cima de Hautacam, desde donde divisó París, mientras que Alejandro Valverde se cayó del podio al sucumbir ante los franceses Pinot y Peraud, ahora dueños de las plazas segunda y tercera.

La versión más voraz del «Tiburón de Mesina» finiquitó el Tour. Nibali, de 29 años, se dio un homenaje en la última etapa de Pirineos con 9 kilómetros en solitario, de exhibición. Un auténtico «Caníbali». Ganó en Sheffield, en Los Vosgos, en los Alpes y remató en Hautacam. Irresistible.

Nibali no tuvo respuesta. Para qué. El rey del Tour no conoce depredadores. Los demás juegan a otra cosa, a pelearse por salir en la foto de París junto al siciliano. En ella, de momento, no saldrá Alejandro Valverde, débil una vez más. El murciano no aguantó a sus rivales directos.

Pinot, Peraud, Van Garderen y Majka secundaron a Nibali a 1.10 minutos, pero Valverde, como ocurrió en Pla D'Adet, no reaccionó y se dejó la segunda plaza a favor de Pinot. Pero eso no fue lo peor. El murciano perdió también la tercera que luce el veterano Peraud, de 37 años. Se complica el objetivo, pero resta la contrarreloj del sábado. No todo está perdido.

La decimoctava etapa se puso en marcha en Pau, la tercera ciudad del Tour después de París y Burdeos para recorrer 145 kilómetros hasta Hautacam. Última cita con la montaña.

La escapada se formó temprano con 20 corredores. Una vez superada la parte llana, la etapa se animó en el Tourmalet, la gloriosa y centenaria montaña del Tour. El símbolo. «Por todas las bonitas historias del Tour de Francia», decía una pancarta.

Sus 17 kilómetros de ascenso por la carretera del «mal retorno», como indica el nombre en lengua gascona, siempre resultan emocionantes. Coronarlo en cabeza a 2.115 metros supone un pequeño lugar en la historia.

Tal honor le correspondió a Blel Kadri (Ag2r), quien cruzó la cima por delante del español Mikel Nieve. Y además el francés se embolsó 5.000 euros por el premio especial Jacques Goddet, el director del Tour de 1933 a 1986, por cuyo busto conmemorativo presenció el paso del grupo de Nibali y favoritos a 4.30 minutos.

Un descenso de 36 kilómetros hasta el pie del Hautacam podía dar para mucho. El tema era esperar a la última subida o sacar cartas de lejos. Pues se animó Valverde, que se lanzó en la bajada hasta abrir hueco.

El murciano enlazó con sus compañeros Herrada e Izagirre, desperdigados de la escapada inicial. Una jugada táctica que debía ponerles ante el Hautacam, pero por detrás hubo unanimidad para anular el esfuerzo triple del Movistar a 13 kilómetros del Hautacam. Era la última oportunidad para abrir diferencias antes del examen del reloj.

Hautacam también tiene su historia, pero breve. Un puerto joven, tan solo meta en cinco ocasiones, donde ganó entre la niebla Javier Otxoa en 2.000 e Indurain terminó de despedirse del sexto Tour que nunca llegó. Fue batido por el francés Leblanc, el pionero.

Trece kilómetros de ascenso al 7,8 por ciento en medio de la locura. Una pesadilla para unos y benditos para otros. Nieve atacó en el primer kilómetro para soltar a Kadri. Lo consiguió, pero el Astana del «tiburón» venia por detrás con hambre, marcando un ritmo que anunciaba lo peor para el navarro. Nieve se derritió a 8 de meta.

La traca la prendió un viejo conocido, Horner, de 42 años, el vencedor de la Vuelta 2013. El americano arrancó a 11 de meta con respuesta inmediata de Nibali. A continuación el «abuelo» del pelotón le pidió un relevo. Y se lo dio. Pero ?¡qué relevo?¡, uno de 9 kilómetros que le dejó seco. ¿Una especie de venganza por la paliza que le dio Horner en el Angliru?.

El Tiburón se convirtió en pez volador. Como para terminar de sentenciar el Tour con otra demostración. Sobrado, subió como un cohete hasta la meta, ajeno a la lucha por el podio que se desataba por detrás. Un paso gigantesco hacia su primer Tour.

En la otra competición perdió Valverde. «El cuerpo y la cabeza van al límite», se lamentaba el español, quien no respondió al ataque de Pinot que seleccionó a los aspirantes. Un calvario para el jefe del Movistar, de 34 años, ante su última oportunidad de alcanzar un puesto de honor en el Tour.

Nibali se dispara. Ya puede ir aceptando la invitación del Primer Ministro italiano para mostrarle el maillot amarillo del Tour. Tiene a Pinot a 7.10 y a Peraud a 7.23. Valverde tiene la contrarreloj para arreglar el desaguisado. Los franceses le sacan 15 segundos. Empate técnico. La crono de 54 kilómetros del sábado puede otorgar una segunda oportunidad. Pero ya es la última.