Morison: «En la meta no me lo podía creer, aún sigo sin poder hacerlo»

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

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La kayakista cesureña hablaba ayer por primera vez desde China de su bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud en el K-1 Sprint como "una experiencia increíble"

27 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Dos días después de su histórico bronce en unos Juegos Olímpicos de la Juventud, la cesureña Camila Aldana Morison se ponía ayer a tiro de micrófono por primera vez desde la lejanía de la ciudad china de Nanjing. Para ser precisos, asomada a la estrecha ventana digital entreabierta brevemente en una cita donde la conexión a internet no parece ser la esperada dado su rango olímpico. El podio en la prueba del K-1 Sprint centró la comunicación, suficiente en todo caso para conocer cómo vivió Camila el mayor logro de su joven carrera, y por extensión, el de su club.

«Fue una experiencia increíble. Cuando pasé la línea de meta no me lo podía creer. Fue una de las mejores sensaciones de mi vida. Aún sigo sin poder creérmelo», comentó la palista del Náutico Pontecesures al rememorar el momento en el que se supo bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Y aunque tuvo cierto margen para disfrutar del éxito tras el vuelco de su contrincante, la kazaja Yekaterina Kaltenberger, colgarse la presea en el K-1 Sprint exigió lo mejor de la arousana.

«La final fue ajustadísima. Antes de la regata tuve que concentrarme mucho en los pasos que iba a seguir. Estaba más nerviosa que en las regatas anteriores, porque me jugaba mucho. Durante la prueba tuve que contener mis nervios, ya que si no sabía que jugarían en mi contra».

Todo lo contrario de lo que había vivido el día anterior, el sábado, cuando, dice Morison, debutó en Nanjing con la tranquilidad de saberse sin problemas en octavos tras haber visto a sus rivales. Después, «cuando vi que tenía el tercer mejor tiempo me puse más nerviosa» al emerger la opción de medalla. Tras superar con malas sensaciones los octavos, la tensión en Camila se elevó en cuartos, al ser ya un cruce por k.o., no por tiempos. «La semifinal», recuerda, «fue pura estrategia, ya que decidí no ir a por el oro, que era inalcanzable». Apostó, y ganó.