Otra vuelta de rosca en las alturas

A. Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

En la imagen, Javier Gómez Noya, poco antes de la salida de la prueba de las Series Mundiales de Chicago.
En la imagen, Javier Gómez Noya, poco antes de la salida de la prueba de las Series Mundiales de Chicago. delly car < / span>itu< / span>

El ferrolano se entrenará en altitud para tratar de acercarse a los tiempos que se marcarán en Río

17 sep 2014 . Actualizado a las 14:39 h.

Todavía en el corazón de Londres, con la sonrisa reflejada en la plata que se balanceaba sobre su cuello, Javier Gómez Noya dejaba entrever que le gustaría repetir experiencia cuatro años más tarde. «Antes quizás no le daba tanta importancia a los Juegos, pero este ambiente impresiona y si estoy en condiciones de disputar las medallas, por su puesto que intentaré competir en Río, aunque para eso todavía falta mucho». Ser capaz de entrar en la pelea por el podio es la única premisa que se había marcaba entonces. Su cuarto Mundial, en el ecuador de la Olimpiada, le ha cargado de razones para pensar que en Brasil sí podrá afrontar con garantías este nuevo desafío. «Me da mucha moral, porque veo que sigo siendo tremendamente competitivo y eso es lo importante», destaca el triatleta afincado en Pontevedra. «De todos modos, nunca sabes cuándo se producirá el siguiente cambio de nivel en este deporte, quién será el siguiente que pegará un nuevo apretón. Por eso, aunque me gustaría aliviar mi calendario, nunca puedo desconectarme por completo de la competición. Si lo hiciese, me perdería estas evoluciones, me cogerían fuera de juego», incide el ferrolano.

En noviembre, a Sierra Nevada

A sus 31 años, en la madurez de su carrera, Gómez Noya todavía persigue incrementar sus prestaciones. Tanto él como su entrenador, Carlos Prieto, presuponen que los 10.000 metros decisivos de Río se correrá en unos segundos por encima de los 28 minutos. Casi un minuto más rápido de lo que se hizo en Hyde Park, donde probablemente se haya visto la carrera más rápida de la historia del triatlón. Un esprint sostenido en los tres segmentos sin un segundo para el respiro, sin un momento para tomar una bocanada de aire que aliviase el dolor en el pecho.

Pero Gómez Noya tiene hambre de oro. Y esas ganas le obligan a progresar. Esta temporada va a probar algo con lo que coqueteó en el pasado, pero que nunca le ha dado demasiados resultados: la preparación en altura. A finales de noviembre subirá al Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada situado a más de 2.320 metros al nivel del mar. Pasará cerca de tres semanas y el objetivo de este stage es saber si la producción natural de glóbulos rojos en ausencia de oxígeno le puede ayudar a mejorar sus ya deslumbrantes condiciones aeróbicas. «Iremos en un momento en el que no nos importará que haga mal tiempo y que nos perdamos alguna sesión de bici o carrera en el exterior. La podremos sustituir por rodillo o aplazar. La finalidad es tratar de identificar si, como ocurre en el caso de otros triatletas [los hermanos Brownlee, sin ir más lejos] o la mayor parte de los nadadores, este tipo de concentraciones puede aportar algo», comenta el entrenador de Gómez Noya. En el caso de que así fuera, repetirían la experiencia hacia el final de la temporada, ya durante la fase en la que elevan al máximo la intensidad del entrenamiento. En esta ocasión, el lugar elegido sería Phoenix, en Estados Unidos, ya que la final de las Series Mundiales del año que viene tendrá lugar en Chicago.

De todas formas, las metas para la próxima temporada todavía están sin definir. La inclusión de dos carreras más dentro de las series mundiales le da la posibilidad de tomarse con más calma el arranque de esta campaña, donde, con casi total seguridad, tratará de firmar su quinto campeonato del mundo, el tercero de forma consecutiva. Una proeza solo al alcance de un deportista hercúleo, sobrenatural, fortalecido por la sensación de que vuelve a ser la referencia, el hombre a batir.