Marcos Vara, uno de los dos porteros de la primera plantilla, cumple su segunda etapa en Compostela y puede hablar en primera persona de los dos tiempos, los de vino y rosas y los de ajustes hasta el dolor.
-¿Cómo compararía esas dos épocas de tanto contraste?
-La mayor diferencia que veo es que ahora la gente juega a esto por ilusión, ganas, ambición. Si no, buscarías otra salida. Esa implicación es la que tira para delante. Te da para vivir. Antes podías hacer dinero.
-Usted compatibilizó el fútbol sala con la carrera de farmacia y le ha añadido una especialidad en nutrición. Ahora busca trabajo para complementar. Antes sería imposible ese planteamiento.
-Ahora también es complicado compaginar, pero sí busco algo, pensando más en la formación que en la remuneración. La dedicación es prácticamente profesional. Eso no ha cambiado.
-¿Se disfruta igual el fútbol sala?
-Ahora los que seguimos lo disfrutamos muchísimo, porque nos gusta. Nos llegan otras cosas, no solo el dinero. Ahora es como decir «apuesto por esto porque me siento realizado». El dinero no da para mucho.
-¿Cuáles son las principales motivaciones para seguir jugando?
-El estar realizado día a día, la ilusión por si te llama un grande como le ha pasado a gente de aquí que lo consiguió, casos de Aicardo o Pola, que son internacionales. Ahí los sueldos son otro tema.
-Hace seis o siete años, fichas de 100.000 euros no eran prohibitivas.
-Sí, era una ficha alta de un equipo de media tabla. Incluso había alguna en equipos de abajo . Ahora es casi un presupuesto. Los tres grandes son otra cosa. Con tres jugadores pueden cubrir todo tu presupuesto, incluyendo viajes y todo.
-¿Cómo se plantea el futuro a medio plazo?
-La experiencia me dice que lo mejor es pensar en el día a día. Hacerte expectativas tal como está todo... Pienso en disfrutar el entrenamiento de esta tarde.