«Volveré a jugar al balonmano al día siguiente al que supere el cáncer»

Pablo Gómez Cundíns
PABLO GÓMEZ REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

EDUARDO PEREZ

Gabriel de Melo, jugador del OAR Coruña, afronta optimista su segundo pulso contra la enfermedad

27 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Sería reduccionista pensar que Gabriel de Melo Teixeira (Viseu, Portugal, 1988) es fuerza de voluntad. Más exacto sería decir que es pura fuerza. «Soy el tipo de persona que soy gracias al balonmano, y gracias sobre todo al profesor Carlos Dias, que me entrenó en el Tarouca. Hay una generación que somos todos iguales. Los que entonces teníamos diez o doce años. Él nos enseñó a aguantar la presión de forma positiva», sostiene.

El especialista defensivo del Oar Coruña, veterinario de profesión, afronta uno de los partidos más importantes de su vida, con el cáncer como rival. Es la segunda vez que se enfrentan. Y Gabriel de Melo ya sabe lo que es salir victorioso. Por eso lo tiene muy claro. «Volveré a jugar al día siguiente al que el oncólogo me dé luz verde, al día siguiente al que supere el cáncer», espeta en respuesta a un gesto del club, que ha decidido retirar su camiseta, con el dorsal número 3 hasta su recuperación. «Ningún otro jugador del club vestirá ese número», ratifica el entrenador y alma máter del Oar, Pablo Aguirregabiria, que añade: «Es uno de los defensas más duros de la Liga. Digamos que no es un hombre de lágrima fácil. Es un ejemplo. Solo aporta cosas. Y no pide nada a cambio».

Gabriel de Melo confirma todas las sospechas sobre su persona en apenas unos minutos. Afrontará desde el 2 de marzo seis horas al día de quimioterapia, durante cinco jornadas. Después otras cuatro semanas en una segunda fase. Y más allá, todo estará a expensas de la evolución de Gabriel. El tratamiento puede prolongarse unos dos meses.

El jugador ya superó a su manera una intervención testicular. «Aunque estoy a favor de la concienciación y de campañas como Movember, la verdad es que la primera vez no quise contar mucho en el Oar, porque no quise preocupar a mis compañeros», relata. «Aunque no hay otra manera de llevar esto, más que estar tranquilo. No vale de nada pensar por qué ha pasado. Si hay que pensar en algo, es en que mañana es otro día y hay mucho que hacer», argumenta.

Tanto echaba el balonmano que en cuanto le dieron el alta, ya estaba jugando, apenas tres días después, contra el Chapela. «Yo juego al balonmano desde pequeño. Si no fuese por este deporte no aguantaría estas presiones. Carlos Días siempre ironizaba diciéndonos ?eres un angelito, no haces nada? y al final nos hizo sacar la cabeza, éramos un poco bestias je je...», recuerda.

Mentalizarse tras el shock

Este segundo embate de la enfermedad ha cogido a Gabriel de Melo un poco a contrapié. «Pensé que tendría que hacer quimioterapia profiláctica [preventiva] pero será agresiva [curativa] porque se ha extendido a las células. Fue un poco impactante. Un shock cuando me lo dijo el oncólogo. Pero tiene un porcentaje de curación del 90% o 100% si sale todo bien. Así que cuando salí del Materno, salí mentalizado», asegura.

El relevo de Dias lo tomaron Aguirregabiria, Porras, Pablo, Lozano y Víctor en el Oar. «Lo que más me impactó fue su mirada cuando se lo conté. Pero la gente del Oar es la leche. Yo no dejo de ser un forastero, que apareció aquí para entrenarse...», agradece.

«El balonmano no deja de ser un deporte de mucho contacto, pero también muy noble. Sucede lo mismo que en el rugbi. Hay que saber bien la raya que no hay que pasar. Y yo no puedo ser dos personas diferentes, una dentro de la cancha y otra fuera. Así que volveré fenomenalmente», zanja.