En Valladolid sumaron su quinta derrota del curso tras haber podido adelantarse en el marcador con un penalti que finalmente erraron
05 oct 2015 . Actualizado a las 08:54 h.El Compostela continúa en caída libre. En Pucela sumó su quinta derrota de curso y, lo que es más preocupante, no ofrece síntomas de recuperación. Pato Guillén fue el único rayo de luz dentro del apagón generalizado santiagués: el meta evitó que el equipo gallego encajara una goleada.
La suerte, en esta ocasión, también dio la espalda a los de Iñaki Alonso, que dispusieron en la segunda parte de un penalti para adelantarse en el marcador. Sin embargo, lo fallaron y posteriormente llegó el tanto pucelano en otra pena máxima. Ya con el Compostela volcado a la desesperada sobre la portería de Dani Hernández en busca del empate llegó la sentencia del filial blanquivioleta en un contragolpe.
Sobre el papel, llegaba el Valladolid B muy mermado al duelo a causa de las bajas de Garrido por sanción, Isma y Pelayo por lesión, y Julio, reservado para el primer equipo. A la hora de la verdad, no obstante, el filial no acusó las ausencias de algunos de sus mejores jugadores. Tardó el Promesas en tomarle el pulso al choque, pero cuando lo hizo fue un vendaval.
La primera parte, sin embargo, estuvo presidida por la igualdad. Salió el Compostela bien al partido, pero con el paso de los minutos fue a menos. O a más el Valladolid B, que marcó la pauta a partir de la media hora de juego.
Hasta el cuarto ninguno de los dos equipos se acercó sobre la portería rival. La primera ocasión llegó a balón parado en un córner desde la izquierda que Ángel remató desviado.
A renglón seguido comenzó la exhibición de Pato Guillén, que realizó paradas de todos los colores. El cancerbero también estuvo atento a los pases a la espalda de su defensa e impidió que Dani Vega abriera la lata en el ecuador del primer acto.
Las dos mejores ocasiones para ambos equipos, sin embargo, se hicieron de rogar y no llegaron hasta el último tramo de la primera mitad. Primero fue Toni quien hizo golpear el balón en el larguero (por encima). Orbegozo lo haría por el Compostela poco después. El delantero recogió un balón en el área y a la media vuelta lo estrelló violentamente en el marco vallisoletano.
Tras el paso por vestuarios la decoración del encuentro cambió por completo. Si en la primera parte el Compostela ya había ofrecido pocas señales de vida, tras el descanso iba a mostrar un encefalograma plano en su monitor. El equipo gallego salió a verlas venir y de no ser por la estelar actuación de Guillén se hubiera llevado un saco de goles a casa. En la recta inicial de la segunda parte el meta realizó tres paradas soberbias, la más espectacular a José en un disparo que parecía predestinado a acabar alojado en el fondo de las mallas.
En pleno desconcierto, a pesar de todo, la suerte haría un guiño a los de Iñaki Alonso en una acción dudosa que el colegiado señalizó como penalti. Jordan cogió la responsabilidad desde los once metros y tiró bien el lanzamiento, pero el juvenil pucelano Dani Hernández le adivinó las intenciones y con una estirada felina sacó el balón junto a la cepa del poste.
Ese fallo fue la gota que colmó el vaso. A partir de ahí el Compostela desapareció del campo y todo acabó con el penalti que se inventó Toni a favor del Valladolid B. Caye Quintana materializó la pena máxima y ya con el Compostela en busca de las tablas Adrián escribió el epílogo del partido en un contragolpe de manual.
Valladolid B 2: Dani Hernández; Arroyo, Cristian, Ángel, Manel; Anuar, Renzo Zambrano; Espinar (Caye Quintana, min 46), José, Toni (Adrián, min 84); Dani Vega (Mayoral, min 62).
Compostela 0: Pato Guillén; Josu, Sergio Sánchez, Catú, Jimmy; Marcos Rodríguez, Fondevila; Dani Hernández (Javi Moreno, min 73), Jordan, Goti (Rubén Sánchez, min 58); Orbegozo (Gerard Oliva, min 71).
Goles: 1-0, min 82: Caye Quintana, de penalti. 2-0, min 93: Adrián.
Árbitro: Velasco Arbaiza, colegio vasco. Amarilla a Dani Hernández, Cristian, Toni, Sergio Sänchez, Dani Hernández y Javi Moreno.
Incidencias: Anexos del José Zorrilla, unos cuatrocientos espectadores.