El Boiro toca el cielo con los pies

J. ROMERO, A. SEVILLA RIBEIRA / LA VOZ

DEPORTES

El equipo, de un municipio que no alcanza 20.000 habitantes, asciende a Segunda B y se pone a la altura de clubes como el Recreativo, el Murcia y el Pontevedra

31 may 2016 . Actualizado a las 12:10 h.

Hace años que la pelota y el azar están de parte del C.D.Boiro, equipo que el domingo, en la localidad asturiana de Mieres, ascendió por primera vez en su historia a Segunda B. La hazaña no es baladí, sobre todo al valorar que este club del sur de la provincia de A Coruña hasta hace tres temporadas deambuló durante más de dos décadas sin pena ni gloría por el grupo norte de Preferente. Pero la sucesión de éxitos ha ido creando un clima de euforia en Boiro -municipio que no alcanza los 20.000 vecinos-, algo que esta temporada se notó en cada partido que el equipo blanco jugó en el municipal de Barraña. Basta decir que tanto en la recta final del campeonato, como en la fase de ascenso, este campo registró abarrotes que dejaron su única grada pequeña y obligó a instalar otra supletoria que también se copó. Incluso la cantina, como decía un empleado recientemente, necesita ponerse al día.

Más allá de los éxitos deportivos alcanzados, y difundidos por medios que hasta hace pocas semanas no sabían de la existencia del Boiro, la entidad se adentra ahora en un terreno desconocido, y que desborda hasta al presidente del club, David Places. Él, con su sinceridad habitual, lo dejó muy claro en Radio Voz: «Es el momento de que todos disfrutemos». Y es que el mismo Places, el domingo tras el partido y en plena euforia por el ascenso, reconocía una obviedad: «La trayectoria ascendente del club no puede entenderse sin el apoyo incondicional de su gran masa social».

En el partido de ida contra el Caudal, Barraña se quedó pequeño por las 2.000 personas que lo llenaron (1.500 de aforo) y no dejaron de animar. El equipo ganó 2-0 y dejó la eliminatoria casi resuelta. El domingo, en Mieres, el Boiro viajó con la espalda cubierta por más de 500 aficionados, una cifra tan trascendente como la final a vida o muerte que los arousanos disputaron en la cuenca minera.

A la conquista de Mieres

El club, con la chequera del Concello, fletó cuatro autobuses que se llenaron. A mayores, y de forma particular, fueron decenas de vecinos los que se desplazaron en coches para vivir en directo la proeza. ¿El resultado? Un hinchada dispuesta a dejarse la garganta en la grada y dar aliento a los suyos en cada jugada. El Boiro perdió por la mínima, pero en el global de la eliminatoria se impuso 2-1. La fiesta en el campo, nada más acabar el partido, supuso la quema del último cartucho. La afición, en el viaje de regreso, estaba desfondada, pero feliz. Eso sí, con ganas de seguir soñando con los retos que se ponen a los pies del equipo de su pueblo. El mismo club en el que muchos jugaron de pequeños, o en el que ahora están sus hijos, sobrinos o hermanos. Un escudo que muchos defendieron y que ya genera un sentimiento de unidad entre los que gustan, y los que no, del deporte rey.

El Boiro, una vez superada esta semana, empezará a trabajar en la nueva temporada. En los despachos de Barraña son conscientes de que la entidad tendrá que adaptarse a la nueva categoría. Lo que nadie puede negarles ya es que el club ha entrado por méritos propios en la élite del fútbol y se sitúa por encima de muchos equipos que representan a capitales de provincia. En Segunda B se pone a la altura de equipos que han estado en Primera, como el Recreativo, el Murcia o el Pontevedra. Otros clubes como el Zamora, Jerez, Palencia o Logroñés, luchan por ascender a Segunda B. Todos con estadios y presupuestos muchos más elevados que el del Boiro.