Los campeonatos son muy largos y exigentes. Por mucho que los planifiques y entrenes, siempre el juego nos demuestra que hay variables incontrolables. Se esperaba un partido igualado, pero a veces 22 minutos bastan para romper un partido. Estuvimos de dulce y con esta victoria nos ganamos el respeto de los favoritos. No empezamos bien en ataque, pero nuestra defensa 6:0 nos daba el tiempo necesario para rodarnos en ataque. La orquesta no podía sonar mejor, y su director demostró la importancia de tener un líder en los banquillos. La decisión de pedir tiempo muerto en inferioridad, mandar una jugada y su fruto sea una exclusión y siete metros supuso un parcial que ayudó a romper el partido. Si todo esto se apoya en que o noso galeguiño Corrales se convierte en el hombre del partido con su 33% de acierto bajo los palos, mientras en ataque tuvimos una efectividad del 68 % y 15 goles fueron a la contra, ya está todo dicho. Ahora toca disfrutarlo con la mente puesta en Brasil.
Juan J. Fernández es profesor de la Facultade de Ciencias do Deporte (UDC).