Pete Maravich: genio atormentado del básquet hedonista

M. Piñeiro

DEPORTES

Mark Kriegel es un periodista estadounidense que ha hecho fortuna con dos biografías de tótems del deporte de su país

01 mar 2017 . Actualizado a las 20:19 h.

Mark Kriegel es un periodista estadounidense que ha hecho fortuna con dos biografías de tótems del deporte de su país. Primero fue Joe Namath, legendario quaterback en los años 60. Ahora es Pete Maravich, el atormentado genio del baloncesto de los 70, inspirador de generaciones, un adelantado a su tiempo, un jugador para los vídeos instantáneos en Twitter mucho antes de que ese invento fuera capaz de encumbrar (o hundir) la reputación de los jugadores. Pistol: La increíble historia de Pete Maravich no es solo el relato de un anotador compulsivo capaz además de hacer malabarismos imposibles.

El libro es también la historia de su padre, Press Maravich, una figura sin la que no se puede entender al jugador. Maravich sénior se creía un visionario, con una idea del baloncesto que sus jugadores, recios empleados de acerías locales, tenían dificultades en plasmar. Mark Kriegel cuenta el relato de la familia Maravich, serbios en el interior de Pennsylvania, y cómo la obsesión del padre por los sistemas y la perfección técnica acabó moldeando un genio precoz, al que también incubó su carácter autodestructivo y en constante búsqueda de aprobación. El libro de Kriegel completa, con la bendición de la viuda de Maravich, otra biografia editada en el 2008. Press contagió su amor por el baloncesto a Pete, un niño delgado como una paja capaz de humillar a hombres hechos y derechos a los que su padre se afanaba en enseñar un deporte todavía en pañales. Pete se convirtió en un fenómeno en el instituto y luego en la universidad de Louisiana State, donde (entrenado por su padre) batió todos los récords anotadores y arrastraba multitudes.

La obra cuenta también la difícil transición de Pistol al profesionalismo, por más que su padre lograse el objetivo con el que diseñó la carrera de su hijo desde la tierna infancia: Ser el primero en ganar un millón de dólares jugando al baloncesto. No se oculta tampoco que los hitos de Pistol Pete en la universidad se lograron en tiempos de la segregación racial. Su figura en equipos de la NBA fuertemente arraigados en comunidades (y plantillas) mayoritariamente negras como Atlanta y Nueva Orleáns generó no pocos conflictos. Maravich acabaría siendo un anotador de leyenda también en la NBA, hasta acabar su carrera lastrado por las lesiones, la carga psicológica de la figura paterna y los problemas de su madre con la bebida. Inseguro y maniático, pasó por extremos veganos y alcohólicos antes de tocar fondo y descubrir una fe en Dios que le convirtió en estrella evangélica. Con dos hijos y entregado a su fe, murió de manera inesperada en un pachanga parroquial.