San Remo bendijo una gesta histórica

Pablo Gómez Cundíns
PABLO GÓMEZ REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

PUSKALA

Primer Mundial de ralis para Luis Moya, el 18 de octubre de 1990

13 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo tenían claro desde un año antes. «Me acordé en el momento en el que ganamos. Cuando me subí en el coche con Carlos por primera vez, me dijo que él iba a competir en el Mundial porque quería ser campeón. Y sabía que iba a ser campeón». Vaya si lo fue. Toda una premonición.

Las palabras del primer gallego campeón del mundo de ralis, Luis Moya (A Coruña, 1960), así lo atestiguan. La gesta no tenía parangón. El jueves 18 de octubre de 1990, después de cuatro días a pleno gas, San Remo bendijo el primer campeonato mundial para el automovilismo español. Y tuvo acento gallego.

A la pareja Sainz-Moya le bastaba ser tercera. Y fue tercera. Una gesta a la que no estaba tan acostumbrado el deporte español como en los tiempos actuales, la era de la comunicación global. Así lo recuerda Luis Moya: «España no triunfaba en el deporte como lo hace ahora, con los Nadal, la selección española de fútbol... así que ganamos el título en San Remo y bueno, lo festejamos con el equipo. Después, yo tampoco notaba nada especial. Pero a la llegada a España...». Hace un silencio el copiloto más laureado del automovilismo español y añade: «Fue una sorpresa enorme. ¡Éramos portada de diarios de tirada nacional! Pero no solo de los deportivos, sino de todos».

Ya en Madrid, el desfile triunfal de los campeones, con el presidente de la Federación Española de Automovilismo, Carlos Gracia, a la cabeza. «Y su séquito, detrás», apunta Moya. «Al entrar en la plaza Mayor, ahí me di cuenta de que lo que habíamos conseguido era importante», reflexiona.

Sin embargo, en un rali en el que comenzaron dominando y un accidente les obligó a conservar la ventaja que mantenían con respecto a Juha Kankkunen (el gran rival por el título) en la clasificación general, Moya nunca sintió presión: «Ni nervios. Es lo que tiene competir al máximo nivel. Solo tienes ganas de ganar y de competir, y que no te distraiga nada».

Ganó Didier Auriol, pero ganar de verdad, ganaron Sainz y Moya tras resistir el acoso de los Lancia desde el primer sector. «Y eso que en un tramo de tierra volcamos de un modo un poco tonto. Tres italianos nos ayudaron y seguimos. A uno de ellos me lo volví a encontrar años después en Barcelona. Entablamos cierta amistad», relata. «Pero, a pesar de detalles como ese, y de la emoción que sentí en el coche, lo primero es el recuerdo deportivo. Seguimos la rutina de siempre, tanto en el entrenamiento como ese día. De hecho, la mantenemos ahora que corremos algún clásico. La intensidad es una costumbre que adquirí de Carlos. Tiene las ideas muy claras. Y una de ellas es que en el talento no se puede delegar. Hay que dar más del 100 %», analiza el gallego.

Más allá de la vorágine de la élite deportiva, Luis Moya guarda en el recuerdo las vivencias extradeportivas. «La ventaja de nuestra época es que teníamos los asistentes repartidos por todo el trazado. Y al entrenar, recorrías los países. Todo el norte de Italia, la Toscana estaba preciosa... Portugal de norte a sur... conocíamos bien el país», explica. «Hay muchos sitios que son especiales. Volví por trabajo a Italia. Siempre recibí mucho cariño. Tras el Mundial te das cuenta de que las cosas cambian, es un salto. Había que intentar repetirlo. Y ya nada inferior te convence», reconoce. Nunca consiguieron ganar Sainz y Moya en San Remo, un rali especialmente largo. Pero tras el Mundial que se adjudicaron en aquella ocasión, Carlos Sainz y Luis Moya añadieron el de 1992 a su palmarés, también a bordo de un Toyota Celica.

Gran seguimiento en La Voz de una «actuación magistral»

Páginas y páginas se dedicaron en La Voz de Galicia a la semana en la que un gallego podría firmar para España el primer Mundial de ralis.

Desde la edición del domingo 14 de octubre de 1990, los lectores tuvieron buena cuenta de las posibilidades de Luis Moya y Carlos Sainz en el rali de San Remo.

«Carlos Sainz y el coruñés Luis Rodríguez Moya ganan el primer campeonato mundial para el automovilismo español», titulaba a cinco columnas su crónica el enviado especial de La Voz a San Remo. «Pese a correr la última etapa con el coche en malas condiciones, el equipo tuvo una actuación magistral», resumía.