Aquí no se borra nadie

Ignacio Tylko MADRID / COLPISA

DEPORTES

José Luis Cereijido | EFE

Ninguno de los seis apercibidos forzó la amarilla para irse de vacaciones

25 mar 2017 . Actualizado a las 17:15 h.

La tranquila noche de España en Gijón, una más en esa dulce transición que gobierna Julen Lopetegui entre el antiguo grupo campeón y una renovada selección cada vez con más presencia de jugadores que se coronaron campeones de Europa sub-21 con este mismo técnico en el 2013, evidenció, una vez más, que es muy difícil enganchar al público si el «equipo de todos», ese del que hablaba Luis Aragonés, juega un partido oficial cuando ya apenas se recuerda el anterior.

Desde la goleada ante Macedonia en Granada han transcurrido más de cuatro meses. Ya sea en agosto o septiembre, entonces porque los jugadores no están rodados, en otoño o en primavera, cuando la Liga y las competiciones europeas se encuentran en pleno apogeo, las fechas para los partidos internacionales parecen más un incordio que una bendición.

En relación con ello, a Lopetegui y a su ejército se le planteaba un dilema de difícil solución. Nada menos que seis jugadores del once inicial (Piqué, Ramos, Busquets, Thiago, Vitolo y Diego Costa), actuaron ante Israel apercibidos de sanción. Si veían una tarjeta amarilla, se perderían el partido de Skopje frente Macedonia y llegarían limpios para la cita clave ante Italia del 2 de septiembre.

A priori, ocasión pintiparada para buscar una cartulina amarilla, forzar el partido de suspensión y actuar ante los transalpinos en el gran duelo que debe decidir el liderato de grupo que da acceso directo al Mundial de Rusia del 2018.

Pero resulta que a Julen le inquieta más esa cita de Macedonia que la de Italia. La razón es sencilla y tiene mucho que ver con el calendario. La visita a Skopje tendrá lugar el 11 de junio, tres semanas de acabar la Liga, una después de la final de la Champons y dos más tarde de la final de Copa del Rey fijada para el 27 de mayo en el Vicente Calderón.

Un lío que complica el panorama para los españoles porque pueden llegar pasados de forma si se prolonga su temporada, destensados si antes se les da descanso, y seguramente sin esa chispa y concentración necesarias. Y contra Italia, todo el mundo se pone a cien.

Pese a esa tentación de ver la amarilla y marcharse antes de vacaciones, ninguno de los internacionales se borró de esa cita en Macedonia. Una muestra más de compromiso, respeto al adversario y fair play. Bien hecho.