Ferrari agita el estreno del Mundial

David Sánchez de Castro COLPISA

DEPORTES

DIEGO AZUBEL

La estrategia permite a Vettel imponerse a los Mercedes en la carrera de Australia

27 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos años después, un piloto Ferrari vuelve a beber el champán de campeón de un Gran Premio. Es, probablemente, la mejor noticia que puede recibir una fórmula 1 que vivía bajo la bota de Mercedes desde hace tres años, y que ha visto cómo también los campeones pueden errar. Porque si la carrera de Sebastian Vettel en Australia fue perfecta, la de Lewis Hamilton se vio totalmente perjudicada por una decisión en boxes impensable para un equipo que otrora no fallaba.

Porque todo se decidió en la única parada para cambiar neumáticos que se realizó. Con unos ultrablandos que solo tienen de eso el nombre, los equipos tenían claro que solo iban a tener que poner dos juegos en las 54 vueltas de la carrera. Por eso, desde Ferrari tenían muy claro lo que debían hacer: quedarse muy cerca de Hamilton en los primeros giros, apretarle en pista y, si se podía, adelantarle para confirmarlo en boxes. Sin embargo, a Mercedes le entró el pánico al ver que Hamilton no era capaz de despegarse del coche rojo y le ordenaron entrar en boxes a la primera vuelta que empezaba a mostrar una pequeña pérdida de competitividad.

El error fue de base, y recordó a otros muchos que se han visto en el pasado en la fórmula 1: cuando Hamilton salió de nuevo a pista tenía delante a un Max Verstappen que se hizo muy ancho en pista. El holandés, que era el primer Red Bull tras los problemas de Ricciardo (arrancó desde boxes con dos vueltas perdidas por un fallo eléctrico y acabó abandonando después con la caja de cambios averiada), se convirtió en el aliado de Sebastian Vettel, que se mantenía en pista rodando más rápido que Hamilton. En Mercedes empezó a cundir el pánico, y sus temores se cumplieron: cuando el alemán entró a poner los neumáticos blandos que le iban a llevar a su primera victoria en dos años, ya eran conscientes de que habían perdido la carrera y que les quedaba aún más de media prueba por disputar.

A este fallo se unen los serios problemas que tuvo Hamilton para conseguir rendimiento de esas ruedas. El tricampeón, poleman y aún máximo favorito para el título, no solo vio cómo en cada vuelta se le iba alejando décima a décima la victoria en favor de Vettel, sino cómo además su monoplaza iba perdiendo competitividad hasta el punto de que tuvo que estar más pendiente de los retrovisores que del frente. En una carrera sin apenas adelantamientos (se doblaron del sexto hacia atrás) y con siete abandonos, no tuvo opciones de nada más que de un segundo puesto. Algo que, para Mercedes, es inaceptable.

Por su parte, Fernando Alonso no acabó la carrera tal y como afirmaban las apuestas y tal y como la lógica después de la pretemporada mandaba. Sin embargo, se quedó no solo a muy poco de ver la línea de meta, sino de hacerlo entre los puntos.

Carlos Sainz, por el contrario, sí acabó y puntuando. El madrileño de Toro Rosso estuvo cómodo en una carrera en la que podía haber aspirado a algo más que el octavo puesto final, pero desde su equipo no gestionaron bien el rendimiento del piloto ruso Kvyat y, después de ordenarle a Sainz que le dejara pasar, le mandaron entrar en boxes para cambiar los neumáticos. En ese impás, el español perdió el suficiente tiempo como para ni siquiera pensar en alcanzar las posiciones de arriba.