«Soy el de las 'fucking rules'»

DEPORTES

Moncho Fernández, con el flequillo más reconocible de la ACB, agitado o aquietado, transmite siempre entusiasmo

27 mar 2017 . Actualizado a las 11:07 h.

Ningún otro técnico de la Liga Endesa lleva tantas temporadas seguidas en el mismo banquillo. Esta es la séptima en el Obradoiro, la más complicada por las lesiones, pero con margen para alegrías como la victoria ante el Real Madrid.

-¿Qué queda del Moncho Fernández que empezó a entrenar hace treinta años?

-Creo que queda la pasión y el amor por el juego. De lo demás, el flequillo y poco más.

-¿Qué entrenadores le han marcado más?

-En el baloncesto amateur, Miguel Gómez. Me enseñó lo que era esto, lo que significaba ser entrenador, la planificación, el amor por el juego, la inteligencia... Y en el baloncesto profesional, sin duda Moncho López. De él aprendí todo lo que hay alrededor de un equipo profesional.

-¿Cómo fue el no a Messina?

-Al acabar el tercer año en Los Barrios recibo una oferta para ser ayudante de Messina en el Real Madrid. Las condiciones no se dieron. Al final fue Jota Cuspinera. Cuando digo las condiciones me refiero a que uno nunca es él solo. Por el camino apareció Murcia y me convertí en entrenador en la ACB.

-En el vídeo del «Do the fucking rules...!» aparece un Moncho distinto al de fuera del parqué. ¿Qué siente al verlo?

-Cuando se sacan las cosas de contexto... en el fragor de la batalla, valga la metáfora, el lenguaje y los códigos son los que son. Los tacos tienen un valor en el entrenamiento o en el partido absolutamente diferente al que tienen fuera. Cuando lo ves desde fuera... en ese fragor, lo que no dices es: ‘por favor, seguid las normas, que al no hacerlas, no estamos logrando lo que queremos’. Eso se traduce en el do the fucking rules.

-¿Se autocensura desde entonces?

-Debo reconocer que hubo un día en que me pregunté qué pasaba con esa vehemencia, con esa expresión y otras tantas, pizarras que se rompen, gritos y demás. Cuando me veía fuera de ese fragor de la batalla, también me llamaba la atención. Pero llegué a la conclusión de que no puedo ser Aíto, no puedo ser el hombre tranquilo. Soy quien soy. Soy esa persona que se enfada cuando a uno se le olvida un bloqueo y un minuto después de que el partido se acabe me da igual ese bloqueo. La vehemencia forma parte de mi carácter. Lo que no me gustaría es que mis jugadores dijeran que soy un impostor. Soy el de las fucking rules.

-No sé si es capaz de visualizar las fotos de Obama actuales y las de antes de llegar a la casa blanca, o las de Mourinho, o las de Guardiola. O la suya.

-¿Por las canas?

-Por ahí, por ahí. ¿Si fuera política diría que el poder desgasta?

-Entre los 40 y los 47, como usted también sabe muy bien, pasan cosas. Es normal. Creo que estos años aquí, más que desgastarme me han dado un montón de cosas. He vivido experiencias que, cuando empiezas como entrenador profesional, no crees que te puedan suceder en tu casa y en tu club. Benditas canas.

-Decía Andreotti que más desgasta no tener el poder, que aquí se podría traducir por no estar en la pomada.

-Exacto. El tiempo entre diciembre, cuando ceso en Murcia, y agosto, cuando me ficha el Obradoiro... eso sí que desgasta. Estar en tu casa, no poder participar, no vivir esas sensaciones... Eso sí que es terrible.

-Acostumbrado a ser alquimista, ¿anhela ser arquitecto y contratista, poder fichar sin estrecheces de talonario?

-Quiero tener muy claro toda mi vida que empecé entrenando al Pontepedriña y que desde ahí he llegado a la ACB. Hay quien me pregunta si me veo entrenando a un grande. Siempre digo lo mismo. La ACB es la segunda mejor liga del mundo. Soy uno de los diecisiete que entrena en la Liga Endesa. Desde el punto de vista profesional, estoy tocando el cielo. La gente que no disfruta del camino, que no valora lo que tiene, vive en permanente agonía.

-¿Pero alguna vez ha pensado en lo que sería fichar sin esas limitaciones presupuestarias?

-Entonces no seríamos el Obradoiro, no tendríamos que agudizar tanto el ingenio y aquí no habrían jugado ni Muscala, ni Kleber, ni Waczynski ni gente fantástica que he tenido la suerte de entrenar y conocer.

-¿Cambiaría la victoria ante el Madrid por haber ganado una semana antes en Zaragoza?

-Pregunta cabrona. Uno no puede cambiar lo sucedido. Estoy muy contento del partido de Zaragoza. En circunstancias muy adversas el equipo dio imagen de equipo.

-¿Obradoiro es sitio distinto?

-Sí, sí lo es. Es lo que nos hace especiales. Debemos ponerlo en valor. Es distinto porque nuestro presupuesto es distinto, porque la gente le aplaude a los jugadores cuando pierden por treinta, los adora por el esfuerzo, la gente pone en valor el camino y no solo la meta, es distinto porque se llama Obradoiro, que significa lugar donde la gente trabaja, porque es el nombre de la plaza no porticada más bonita. Si lo digo yo, que soy compostelano, parece menos. Pero pregúntesele a Muscala, a Mejri, a Kleber, a Nankivil, a toda esa gente.

En corto

Las preguntas largas tuvieron respuestas inmediatas de Moncho Fernández. En las cortas se toma más tiempo.

-¿LeBron James o Stephen Curry?

-Hace seis meses la respuesta hubiese sido otra. Ahora, LeBron.

-¿Magic Johnson o Larry Bird?

-Larry Bird.

-Otra generacional. ¿Julia Roberts o Kim Basinger?

-No, no, no. Julia Basinger. Cualquier otra que hubiera dicho, me quedaría con Julia Roberts. Y lo mismo con Kim Basinger. Pero entre una y otra... Es que son dos iconos.

-Una más actual. ¿Irene Montero, Cospedal o Susana Díaz?

-(Un silencio de quince segundos). Ninguna.

-Una de novela negra, que es una de sus grandes aficiones. ¿Kurt Wallander o Bevilacqua?

-Adoro a Bevilacqua, porque me encanta Lorenzo Silva y todo lo que escribe. Pero, para mí, Wallander, aunque también es un personaje de ficción, es como si hubiese existido. Lo escojo porque es el retrato de una persona con valores pero a la vez con debilidades, es un sinónimo de justicia.

-¿Lo definiría como un perdedor entrañable?

-Su vida es eso. Es un personaje auténtico.

-Una fácil para usted, imagino. ¿Qué es la garnacha?

-Una variedad de uva [y a continuación hace un tratado extenso].

-¿Un libro que recomiende?

-De lo último que he leído y que me haya impresionado diría un clásico, Shibumi, de Trevanian. Mezcla novela negra y cultura japonesa. Me llamó mucho la atención.