Anicet Lavodrama: «Soy profesional en homenajes»

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El pívot que marcó una época en el OAR porta el sentimiento ferrolano allá donde lleva sus 2,04 metros

24 abr 2017 . Actualizado a las 11:58 h.

Cada charla con Anicet Lavodrama (Bangui, República Centroafricana , 1963) es como sentarse en una clase de la universidad y escuchar a uno de los mejores profesores de la carrera. Atiende a La Voz desde Gran Canaria, pero Galicia, desde que aterrizó en el OAR, sigue siendo su tierra.

-Muchos aficionados se preguntan a qué se dedica ahora...

-[Se ríe] Estoy haciendo dos cosas. Por un lado, inicié una empresa que se llama ASIS Sport. Ofrecemos servicios basados, sobre todo, en los valores del deporte. Con ellos ayudamos a los jóvenes a poder combinar los estudios con la práctica deportiva, algo que creo que está fallando en muchas comunidades autónomas. Por otra parte, estoy haciendo de asesor de distintas entidades. Por ejemplo, una de turismo y deporte, y otra de pavimentos en instalaciones deportivas.

-¿Y sigue botando el balón?

-A nivel práctico, solo estoy esperando a que la federación gallega me invite a hacer acto de presencia como veterano del baloncesto gallego. Al igual que en los clubes en los que he jugado, como el OAR, el Valladolid o el Joventut. Vamos, que ahora soy profesional en homenajes.

-Entonces sigue jugando...

-Muy poco, muy poco... Ahora me dedico más al pimpón, al squash y a algo de natación.

-¿Cómo se lleva medir más de dos metros con 53 años?

-Se lleva muy bien. Creo que ser alto es algo bonito, siempre me gustó. De muy pequeño tenías que pringar porque la gente se metía contigo, pero a partir de los 12 o 14 años era una ventaja ser un poco más alto. Era complicado a nivel de encontrar ropa y zapatos de mi talla, pero mejor por otro lado. Y ahora mismo tampoco soy tan alto, hay mucha gente que lo es bastante más que yo.

-Usted era pívot hace tres décadas, pero ahora los de su altura son bases...

-Eso tiene que ver con la evolución de todo. Cuando llegué a España, a finales de 1985, no había televisión por cable y tuve que comprar una antena parabólica enorme. Y los ordenadores funcionaban de manera bastante lenta. Pero hoy tenemos sistemas muy rápidos. El baloncesto ha evolucionado igual. Creo que hay un mejor seguimiento en la nutrición y en la preparación física. También en el entrenamiento técnico hay un material informático ingente para tener información de cada jugador y equipo. Y tanto las instalaciones como los gimnasios son mejores. Eso ha provocado por ejemplo que, en comparación con los ochenta, España tenga diez jugadores en la NBA.

-Estos días salieron a la luz unas fotos del concurso de mates de Don Benito, en 1985, en el que participó. ¿Sigue colgándose como antes?

-[Se ríe] Bueno... Mi hijo tiene en la ventana de su habitación una pequeña canasta flexible, de las que se compran en las grandes superficies. Ahí me hago unos mates tremendos.

-¿Y en las de 3,05 metros?

-Bueno, la altura de mi canasta es oficial para la casa [se ríe].

-En otro orden de cosas, ¿sigue estando a gusto en Ferrol?

-Ferrol es un lugar privilegiado. Es un entorno tanto natural como geográfico con mucho potencial económico y social. Ahora creo que la transición debe ser el deseo de la sociedad en general de la ciudad. Los que son elegidos por la población deben crear un nuevo tejido económico en base, sobre todo, al puerto exterior. Tiene una situación privilegiada. Y luego, crear una plataforma que sea tanto de turismo deportivo como de otro tipo. La población tiene que ver una mejor oferta de calidad de vida, porque lo cierto es que Ferrol ha perdido mucho.

-Le hemos visto a pie de pista animando al Uni Ferrol en la fase por el título.

-Para mí ha sido un privilegio, un honor y una enorme felicidad estar sentado en el pabellón de Esteiro. Se nos queda ligeramente pequeño, pero es un lugar fantástico para el espectacular baloncesto que desarrolla el Universitario. Creo que hace orgulloso a muchos ferrolanos.

-Imagino que echará de menos al OAR...

-Lo echo mucho de menos. Cuando estoy paseando en muchos lugares de España, la gente me recuerda que tuvieron muchísimo cariño y les gustó lo que se hizo y se construyó en Ferrol a través del OAR. Se echa de menos esa época, pero tenemos que evolucionar. Por eso se agradece el trabajo del Universitario, porque reaviva la pasión por el baloncesto en la ciudad.