Tom Dumoulin vuela en la contrarreloj y gana el Giro de Italia

DEPORTES

El holandés superó a Nairo Quintana en la última contrarreloj y se convierte en el primer holandés en ganar la ronda italiana

29 may 2017 . Actualizado a las 12:23 h.

Tom Dumoulin se consagró ayer como gran figura del ciclismo mundial al convertirse en el primer holandés en ganar un Giro de Italia en el centenario de la corsa rosa. El corredor del Sunweb cumplió los pronósticos que le situaban como favorito al triunfo en la general en la contrarreloj final entre Monza y Milán, arrebatando el título a un Nairo Quintana que se tuvo que conformar con el segundo puesto del podio, a 31 segundos, mientras que el italiano Vincenzo Nibali completó el cajón a 40 segundos del neerlandés. Su compatriota Jos Van Endem se llevó el triunfo parcial en la última jornada pero el segundo puesto de Dumoulin en la etapa, aventajando en más de un minuto a sus rivales, fue suficiente para que el holandés volador recuperase la maglia rosa que lució durante gran parte de la ronda italiana.

La victoria de Dumoulin, de 26 años, supone la confirmación definitiva de un ciclista que irrumpió con fuerza en el panorama internacional hace apenas dos temporadas. Profesional desde el 2011, en el que debutó con el equipo filial del Rabobank, el corredor de Maastricht empezó a dejar destellos de su calidad en el 2013, en las filas del Argos-Shimano, con el que logró la plata en ruta y el bronce contra el crono en los campeonatos de su país. Y un año después, Dumoulin subió un escalón más en su evolución como contrarrelojista al proclamarse campeón de Holanda, presentar sus credenciales en una etapa del Tour siendo segundo en esta modalidad tras el todopoderoso Tony Martin y lograr el bronce en el Mundial de Ponferrada.

Pero ha sido desde el 2015 cuando, definitivamente, Dumoulin ha refrendado que es mucho más que un gran rodador. Ese año, tras una caída que le obligó a abandonar el Tour en la tercera etapa, el holandés fue uno de los grandes protagonistas de la Vuelta a España al imponerse en dos etapas, una de montaña y en la última contrarreloj larga, cediendo finalmente el liderato en la penúltima jornada y concluyendo sexto. Y con esa experiencia ya en su haber, Dumoulin dio un paso más en su crecimiento el año pasado al llevarse la contrarreloj inicial de un Giro que tuvo que abandonar una semana después por enfermedad, tras vestir durante algunos días la maglia rosa, y ganar dos etapas en el pasado Tour, al que dijo adiós en la 18.ª etapa por una caída.

En todo caso, el triunfo en el Giro del Centenario que logró ayer significa un salto de calidad incomparable a sus anteriores resultados. Y más, al conseguirlo mostrando un gran descaro y capacidad para sobreponerse a los contratiempos en una carrera en la que partía en un segundo grupo de candidatos al triunfo en la general tras Nairo Quintana y Vincenzo Nibali, que figuraban como favoritos en todas las quinielas.

Su victoria en la primera contrarreloj de este Giro, aventajando en más de dos minutos al resto de favoritos, le permitió vestirse de rosa, arrebatando la preciada maglia a un Nairo Quintana que se había colocado líder el día anterior en la cima del Blockhaus, y dar el primer aviso a sus rivales. Aunque, entonces, muchos todavía se aferraban al recuerdo de su sufrimiento en el tramo final de la Vuelta a España en la que acabó cediendo el maillot rojo en las últimas etapas de montaña. Pero Dumoulin, lejos de dedicarse a conservar su liderato, confirmó a las puertas de una última semana infernal que esta vez iba en serio, resistiendo primero los ataques de sus rivales camino de Oropa y contraatacando después para llevarse su segunda etapa en la ronda.

Tras esta muestra de poderío dejando al descubierto que ni Nibali ni Quintana, pese al impecable trabajo colectivo del Movistar durante todo el Giro, estaban tan fuertes como cabía esperar, solo su inoportuno apretón camino de Bormio en la etapa reina, que le obligó a echar pie a tierra y le hizo perder prácticamente toda su ventaja, devolvió emoción al Giro. Pero entonces, Dumoulin hizo gala de la experiencia adquirida y demostró, en el resto de etapas de montaña, que también sabe sufrir cuando las piernas no responden. Y así, pese a ceder su maglia rosa ante su coetáneo Quintana en un mal día camino de Piancavallo, el holandés llegó vivo a una última contrarreloj entre Monza y Milán, en la que se consagró como un serio aspirante a discutir el dominio de Froome y del colombiano del Movistar en las grandes vueltas en los próximos años.