La pizarra y el diván

Pedro José Barreiros Pereira
Pedro Barreiros SOLO FÚTBOL

DEPORTES

08 jun 2017 . Actualizado a las 13:54 h.

Dicen que hay dos formas de ser entrenador: el que aplica el látigo y se alía con la báscula para exprimir hasta la última gota de esfuerzo y talento de sus futbolistas, o el que mira para otro lado (que no es precisamente el porcentaje de grasa en los pliegues de sus jugadores), cuenta chistes y se devana los sesos por mantener al vestuario contento. Lopetegui, que está a punto de cumplir el primer año como seleccionador español, ya se ha visto obligado a probar ambas. Llegó con nuevas ideas bajo el brazo, el afán por renovar las convocatorias con jugadores sin apenas protagonismo en la etapa anterior (Koke, Vitolo, Isco, Aspas) y cambios de esquema (el repetido 4-3-3 se ha mudado a 4-2-3-1), que le salieron bien. Así, al técnico se le atribuyó el mérito de rescatar el afán competitivo del combinado tras los varapalos de los dos últimos grandes torneos. Y ahí está, camino del Mundial de Rusia.

Hasta que, de cara a los dos choques que pondrán el punto final a esta temporada, ha tenido que tirar del otro perfil, el de pacificador, para enfriar otro incendio en la eterna rivalidad entre madridistas y barcelonistas. Nadie mejor que él, que se formó en el Castilla y llegó a ganar una Recopa con el Barça. Resulta que la evolución (considerada necesaria) del estilo Del Bosque, un padre más que un entrenador, pero también el guardián del secreto que nos hizo campeones del mundo, ha de parecerse más que nunca al librillo del marqués para volver a unir al grupo.

Ahora que se habla tanto de la relevancia o no de Zidane en el doblete del Madrid, viene Lopetegui a recordarnos que un entrenador trabaja tanto con la pizarra, como con el diván.