Grupos de edad

Álvaro Alonso Filgueira
Álvaro Alonso TOKIO2020

DEPORTES

ADRIÁN BAÚLDE

30 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A uno se le cae el alma a los pies cuando escucha «la veterana nadadora nacida en 1994», sobre todo ahora que los grupos de edad de la vacunación nos han hecho más sensibles. Menos mal que está Teresa Portela para recordarnos que eso de la veteranía no está nada mal y que las fechas de caducidad son muchas veces las que uno se pone. Así que, recién instalada en la Villa Olímpica, saltó de alegría y tuiteó que estaba «ilusionada y emocionada como si fuesen los primeros Juegos».

Los primeros Juegos de Teresa fueron los de Sídney, hace casi 21 años. Antes de partir hacia Australia, en el aeropuerto, su cara de niña, de los 18 años, la delataba al lado de Alfredo Bea, Ana Penas, José Manuel Crespo o David Mascato, ya más experimentados. «Es el máximo sueño de un deportista», decía sin creerse que iba a participar en una cita así. Y sin imaginar que detrás vendrían cinco más.

El esfuerzo de la canguesa aquella primera vez, en plena adolescencia, es el mismo que el de Caetano Horta, diploma olímpico después de la selectividad, o el de Julia Benedetti, que se estrenará en Tokio tras haber rendido en primero de bachillerato. Los 18 años del noiés —segundo gallego más precoz— y los 16 de la coruñesa —segunda gallega tras Alba Caride— hablan de que, por mucho que se use la excusa de la pandemia, una generación no se puede definir en su conjunto y cada caso debe tratarse de forma individual. La amalgama de la delegación gallega, con un gran número de noveles y pesos pesados, es quizás la mejor forma de ejemplificarlo.

Y haciendo cálculos, en París 2024 ya habrá algún nacido en este siglo que sea veterano en su deporte, así que a estos tampoco les conviene tirar piedras hacia el otro lado. Allí cualquiera se atreve a aventurar si estará Teresa Portela, pero el deseo es que, como prometió antes de viajar a sus primeros Juegos, ya haya podido dedicarle una medalla a José Enrique Sotelo, en ese momento alcalde de Cangas, que entonces le regaló una piragua «en nombre del pueblo».

El metal sigue cerca, aunque ahora Teresa pertenezca a otro grupo de edad.