El fiscal pide 7 años por el intento de degollamiento de una septuagenaria

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

DEZA

La acusación particular eleva la solicitud a quince años menos un día para la vecina de Silleda, detenida a las pocas horas del suceso en su casa

24 oct 2014 . Actualizado a las 06:05 h.

Transcurrido más de año y medio desde el intento de degollamiento de una vecina de A Caeira, en Poio, Lucila Esther Ramos Domínguez, el fiscal ha comunicado al juez instructor, así como a la defensa y a la acusación particular, su intención de solicitar una pena de siete años de prisión para la única imputada por estos hechos. A María Sara Darriba de Jesús, que en el momento de ocurrir este suceso tenía 55 años y residente en Silleda, se le imputa un delito de homicidio en grado de tentativa, cargo que la acusación particular eleva al intento de asesinato, por el que piden un pena de quince años menos un día, la máxima que prevé el Código Penal.

Todas las fuentes consultadas coinciden en que el juicio, probablemente, se celebrará a finales de año o ya entrado el 2015 en la Audiencia de Pontevedra. Añadieron, en este sentido, que no sería extraño que se intentará señalar antes de febrero para evitar, de este modo, tener que celebrar una vista oral para estudiar si procede o no prorrogar la estancia en prisión preventiva de la encausada al cumplirse dos años de su encarcelamiento.

La detención de esta vecina de Silleda se produjo horas después de la agresión con arma blanca. Sobre la una de la tarde del 1 de febrero del 2013, la víctima, que tenía 71 años de edad, abrió la puerta de su vivienda a la sospechosa. Ambas se conocían de antes, toda vez que el que fuera marido de la septuagenaria, que está fallecido, tras separarse de esta, había iniciado una nueva relación conyugal con la encausada.

En su día trascendieron las sospechas de los investigadores de que ambas pudieran haber mantenido una conversación que, supuestamente, habría culminado con el acuchillamiento de Lucila. La agresora huyó a la carrera del escenario, mientras la víctima yacía en el suelo sangrando abundantemente por el cuello. Todo parece indicar que, por cuestión de milímetros, la acometida no fue mortal de necesidad.

Posible trasfondo: la pensión

Aunque los motivos concretos de la agresión se desconocen, ya que no existían malas relaciones previas o desencuentros entre ambas mujeres, la hipótesis que en este tiempo ha cobrado más fuerza es la que está relacionada con el reparto de la pensión que el marido, militar de profesión, dejó al morir.

Al parecer, la primera de las mujeres, al haber estado casada con el fallecido cerca de cuatro décadas le correspondía un porcentaje económico mucho más elevado -posiblemente, superior al 80 %- que a la segunda esposa, quien había contraído matrimonio aproximadamente un año y medio antes de que el hombre hubiese muerto. De este modo, con el óbito de Lucila, la totalidad de la pensión hubiese recaído sobre María Sara.

En cualquier caso, pese a la aparatosidad de la herida, la septuagenaria consiguió alcanzar un teléfono y alertar a un familiar, que, a su vez, requirió la presencia de los servicios sanitarios. Hasta la calle Río Oitavén se desplazó una ambulancia del 061, cuyo personal, tras una asistencia inicial, decidió trasladar a la pontevedresa hasta el Hospital Montecelo.

Precisamente, la instrucción de la causa judicial se ralentizó debido a que se tuvo que esperar a que la víctima sanase de sus lesiones para, de este modo, establecer el alcance de las mismas y si existen o no secuelas.

Al igual que se dio aviso a los servicios sanitarios, también se alertó a la Guardia Civil de Pontevedra. La detención de la acusada se produjo a primera hora de la noche en su casa de Silleda.

En su momento trascendió que el ataque se habría podido producir sobre la una menos cuarto de la tarde de aquel viernes del 2013, así como que existían datos que permitían situar a la detenida en Silleda en torno a la una y media. Este margen de tiempo puede ser crucial a la hora de establecer si la mujer dezana acuchilló o no a la que había sido la primera esposa de su difunto marido.