Orfila celebró sus bodas de oro con un coloquio en torno a su evolución
06 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Madrid se convertía en destino para José Otero Abeledo Laxeiro dos décadas después de marchar a Buenos Aires. Tras cerrar su etapa americana regresaba a nuestro país para recalar en la capital madrileña. Corría el año 1973 cuando recibía una propuesta del escritor y miembro de las asociaciones de Madrid, España e Internacional de críticos de arte, Antonio Leyva, junto con Julián Marcos. Pretendía abrir una galería de arte y quiso que la exposición inaugural llegase la firma del universal pintor lalinense. Y obtuvo un sí como respuesta.
El pasado 2 de mayo de se cumplía medio siglo desde aquella muestra de Laxeiro en la galería Orfila, con la que esta sala de arte comenzaba una exitosa andadura en el número 3 de la calle del mismo nombre, a pocos metros de la plaza de Colón. No muy lejos vivía el propio artista de A Romea, en el paseo de Recoletos, en el edificio que alberga el mítico Café Gijón, donde acudía con asiduidad y en cuyas paredes aún se puede admirar alguna de sus obras.
Con motivo de ese cincuentenario con Laxeiro en la memoria, ayer se organizó en la galería madrileña un coloquio con la participación de los críticos de arte Tomás Paredes, Javier Rubio Nomblot y Gregorio Vigil-Escalera. Debatieron sobre la presencia y significación de esta sala de arte desde aquella primera exposición con marchamo lalinense hasta la actualidad, abordando el peso de este espacio en el panorama artístico y cultural de la capital madrileña.
Desde Orfila recordaban esos cincuenta años de vida, ahora con dirección del historiador y crítico de arte, Antonio Leyva Sanjuán. Resaltan respecto a la primera exposición con Laxeiro de protagonista y del propio creador que es el «más importante expresionista gallego de nuestra contemporaneidad y uno de los más valiosos de nuestro país». Aludían a que esa primera muestra ya definía la línea programática de la galería, con citas tanto individuales como colectivas y monográficas relevantes donde de nuevo Laxeiro figuró, entre ellas la denominada como Diez Maestros del Expresionismo Figurativo en España en 1993, con motivo de las dos décadas de la sala.
La galería ya había conmemorado en ocasiones anteriores fechas relevantes, como el veinticinco aniversario que incluyó una publicación donde recogía toda la actividad desarrollada desde 1973, sin que faltase Laxeiro u otros artistas gallegos como Maruja Mallo. En la portada aparece una fotografía de Laxeiro y un texto alusivo a esa primera exposición, donde mostró obra de la etapa americana que acababa de concluir.
Piezas experimentales
«Para Laxeiro, la pintura era algo más que ejercicio virtuoso del oficio. La que se llamó
?estética del granito
?, de la que es lúcido representante, iba a consolidar lo más esencial de la pintura gallega,
?no por tratar asuntos gallegos como creen los burócratas de los museos
? que escribió Seoane?,se recoge en ese texto conmemorativo. Aluden a que el pintor lalinense colgó en Orfila aquel mayo de 1973 «algunas de sus obras
?experimentales
?y, junto a ellas, en sorprendente contraste, las que reafirman su visión poética expresionista: carnavales, romería y ferias,
tolos, atormentados y humanizados cristos, pausadas y potentes maternidades, niños soñadores,... que poblaron la galería de asombro, fervor y desasosiego».
Recogen una frase del propio Laxeiro sobre la muestra y recordando a Carlos Maside: «Esto no es trigo, ni maíz, ni centeno, aquí traemos tierra de nuestra tierra para moler». Y recuerdan sus dos exposiciones en Orfila, así como la presencia en colectivas por parte de un pintor emblemático, al que se dedicó el Día das Artes Galegas del 2022, con diversos actos conmemorativos.