La torre olvidada de A Estrada

Rocío García Martínez
Rocío García A ESTRADA

A ESTRADA

MIGUEL SOUTO

Reportaje | Un libro sobre la Fortaleza da Barreira El investigador Xesús Gulías ha recuperado la historia de uno de los monumentos medievales más desconocidos por los estradenses: la fortaleza da Barreira, en la parroquia de Riobó

11 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

Además de la Torre de Guimarei, A Estrada tuvo, en la época medieval, otra fortaleza desde la que la mitra compostelana vigilaba sus territorios y gestionaba el cobro de impuestos. Era la Torre da Barreira, situada en el Monte da Barreira, cerca del lugar de Besteiros, en la parroquia de Riobó. De ella sólo quedan hoy algunos vestigios. En su emplazamiento original se conserva un tramo de la muralla, de dos metros de altura y paramento de cachotería de granito. Muchas casas y muros de piedra de Riobó encierran también sillares que formaron parte de la antigua fortaleza. Una vez abandonada, su piedra fue reutilizada en las construcciones de la zona. El investigador de Beariz Xesús Antonio Gulías Lamas acaba de sacar a la luz un libro en el que repasa la historia de la torre desde sus orígenes hasta su destrucción. El Concello de A Estrada ha editado un millar de ejemplares de la publicación, que incluye dibujos del autor recomponiendo la que debió ser la forma original de la torre. La fortaleza fue construida en torno al año 1115. En esa fecha, la reina Doña Urraca, por motivos políticos, donó al arzobispo Xelmírez las tierras de Tabeirós y Terra de Montes. Xelmírez construyó fortalezas para defender estos territorios y gestionar el cobro de impuestos. La Fortaleza da Barreira fue una de ellas. La mitra desplazó allí a uno de sus alcaides, que también ejercía como juez. En aquella época, según las investigaciones de Gulías, la torre tenía tres pisos y una «corona» y estaba almenada. La altura total debía rondar los 15 metros. Estaba construida con sillares de granito y tenía adosadas dos edificaciones. La única función de la torre era la de vigilancia y lugar de refugio en caso de asedio. La vida se hacía en las estancias anexas, de dos plantas. En el piso bajo estaban las cuadras del ganado, con capacidad para un centenar de caballos. Arriba, las estancias domésticas. La torre fue destruida en torno a 1475, durante la segunda revuelta irmandiña. Después fue reconstruida dándole una nueva forma, pero la reparación no fue muy afortunada, lo que contribuyó a acelerar su desmoronamiento al quedar abandonada. En su libro, Xesús Gulías ha hecho un seguimiento del emplazamiento actual de las antiguas piedras de la torre tomando como base las marcas de los canteros medievales. Ha recopilado 52 marcas distintas y ha localizado en distintas casas y muros de Riobó piedras y algunos elementos decorativos, como una cruz y alguna bola de granito. Según su teoría, algunas de las piedras se usaron también como relleno de caminos, en la cimentación de las escuelas de Riobó, en los paramentos de la iglesia de Codeso o en las paredes de la antigua fábrica de papel, hoy criadero de truchas.