La granja estradense que cría 11.000 cerdas de selección genética al año

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

Adrian Freiria

Explotacións Porcinas Tato distribuye en exclusiva híbridos Duroc-Landrace

20 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En A Estrada hay una granja de cerdos que no es como las demás. Está en la parroquia de Callobre y se llama Explotacións Porcinas Tato. Sus propietarios han visto en la calidad la mejor baza para competir en el mercado y han hecho una apuesta decidida por la selección genética, convirtiéndose en multiplicadores exclusivos para Galicia y el norte de Portugal de las cerdas de la raza Duroc seleccionadas por Batallé.

La raza Duroc está considerada por los expertos como la mejor de todas en cuanto a calidad de la carne. «E Batallé é o que mellor a seleccionou. Iso é un feito», explica José Tato, que lleva el negocio junto con su mujer, Mari Carmen Rodríguez, y su hijo Pablo. El único inconveniente es que no es la raza más prolífica. Sin embargo, cruzada con otras, da resultados muy satisfactorios.

En Explotacións Porcinas Tato trabajan con abuelas (así es como se conocen en el argot los ejemplares de raza pura) de la raza Duroc que se cubren con semen de abuelos de la raza Landrace Batallé del centro de inseminación artificial porcina Servipor de Forcarei. De la mezcla nacen nuevos ejemplares híbridos que la empresa estradense vende a granjas de toda Galicia y del norte de Portugal y que se usan para cruzar con otras razas.

Explotacións Porcinas Tato tiene en estos momentos 300 abuelas Duroc destinadas en exclusiva a selección genética y otros 300 ejemplares híbridos que cruza con cerdos de la raza Pietrain Batallé para poner directamente en el mercado animales de carne destinados al consumo. «Estos animais para o consumo teñen un 25% de Duroc, 25% de Landrace e 25% de Pietrain», explica Tato. Son cerdos con carne de calidad que se pagan mejor en el mercado que el cerdo estándar. Además, son más tranquilos y acusan menos problemas de canibalismo que otras razas.

Con este sistema, Tato comercializa al año 22.000 animales. La mitad son de selección híbrida que se venden a otras granjas. La otra mitad, ejemplares de carne que en la actualidad la firma estradense vende a Frigolouro (O Porriño) y a Embutidos Rodríguez (La Bañeza).

Diez cebaderos externos

Explotacións Porcinas Tato cuenta con cinco naves en las que produce lechones que cría hasta que alcanzan los 25 kilos. Trabaja en colaboración con diez cebaderos externos que son los que se encargan de su engorde. Los ejemplares de recría engordan en un gran cebadero de Ribeira. Los de carne, repartidos en nueve cebaderos distintos de Lalín, Silleda, Agolada, Chantada y Melide. «Os de carne saen para o matadoiro con entre 110 e 112 quilos e as híbridas, según as necesidades de mercado, ás veces chegan ata os 130 quilos», explica Tato.

Según explica el empresario estradense, «o cruce deixa moitos máis beneficios que os porcos para carne, pero tamén é un negocio máis delicado». «Nos últimos vinte anos, as granxas pequenas desapareceron porque non son competitivas, pero as medianas medraron», comenta.

De cara al futuro, Tato no tiene intención de ampliar el negocio. «Penso que está ben así, aínda que agora está o fillo e será el o que terá que decidir», cuenta aludiendo al relevo generacional. Los pilares han quedado bien puestos.

De los modestos inicios en los años setenta a los tres millones de facturación anual

José Tato se metió en el negocio porcino en la década de los 70, convencido por el silledense Manuel Gómez Fraiz, con el que tenía a medias un negocio de carpintería en Vigo. «Os días de feira el quedaba aquí a comprar leitóns porque tiña unha irmá en Silleda cunha granxa. Daquela o negocio dos porcos ía moi ben. Convenceume e deixamos os dous a carpintería», cuenta Tato. El estradense abrió su primera granja en el año 78, con 300 lechones comprados en las ferias. «O 25% morrían porque non sabía comer nin beber», explica Tato. «Agora é outro mundo», constata.

«Ao empezar paseinas canutas porque xusto cando me metín eu o negocio empezaba a ir para abaixo. Pensei que ía ter que marchar outra vez co martelo para Vigo, pero despois remontamos», cuenta satisfecho.

Este otoño, el negocio tuvo otro duro revés. Un incendio en una de las naves mató 182 animales y 160 cerdas estaban preñadas. Además 68 eran de selección. «Alá van 2.000 leitóns», cuenta resignado.

Tato calcula que las pérdidas ascendieron a 320.000 euros: 200.000 en animales y 120.000 de la nave. El golpe ha frenado el ciclo natural de la granja y la ha dejado mes y medio sin partos. Además, gestionar la retirada de la uralita fue una odisea y el arranque de las obras de la nave está siendo otra. Si todo va bien, comenzarán la próxima semana.

Por lo demás, Explotacións Porcinas Tato va sobre ruedas. Factura entre 3 y 3,5 millones al año y deja un buen margen de beneficios.