La «Liga de Deza», para el Agolada

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

AGOLADA

miguel souto

Los agolenses pueden refrendar el «título comarcal» con un ascenso histórico a Regional Preferente

28 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Primera Autonómica bajó el telón el día 14 en su grupo segundo. Casi una cuarta parte de sus dieciocho equipos tienen denominación de origen dezana, en una temporada histórica por diversos motivos a la que puede poner colofón el ascenso a Preferente Autonómica del Agolada. Uno de los cuatro conjuntos que conformaron la particular Liga de Deza, en el conjunto de esta competición. Una campaña repleta de sorpresas, más negativas que positivas y donde sin duda una de las anécdotas estriba en que el único entrenador que se mantuvo en el banquillo dirigirá todavía este domingo un último partido, a cara o cruz. Hablamos lógicamente del técnico del conjunto agolense, Luis González Pichel.

Antes de que el balón comenzase a rodar el pasado septiembre se preveía más aficionados en los campos en ese crecimiento exponencial de los derbis comarcales, tras descender de Preferente el Lalín y recuperar el Silleda la categoría. De un plumazo se habían duplicado de dos a cuatro los contendientes dezanos. Y en esa liga comarcal todas las miradas se dirigían al conjunto rojinegro. En el infierno futbolístico, donde no profesaba desde hacía muchos años, todos apuntaban al cuadro rojinegro como firme candidato al ascenso a Preferente. Junto a los lalinenses, el Piloño producía buenas vibraciones tras su recta final de diez en la campaña 2015-2016, manteniendo el armazón.

Menos opciones otorgaban en los mentideros futbolísticos al Agolada y, sobre todo, al Silleda. Estos últimos metidos en un tobogán, de sube y baja entre Segunda y Primera Autonómica. Mientras, los agolenses contaban con un grupo consolidado pero al que daban menos porcentaje de estar en los puestos de privilegio. Craso error, como demostraron los resultados.

Pero, ¿quién se llevó el trofeo de la Liga de Deza? Lo consiguió con mucha holgura un Agolada capaz de renacer cual ave fénix de los varapalos recibidos esta liga, no tanto en lo futbolístico como en lo anímico. Les tocó levantarse tras perder de forma trágica a uno de sus jugadores en un accidente de tráfico. O sobreponerse a la lesión de su artillero Aitor, que le dejó fuera alguna jornada y otras las afrontaba a medio gas. Pero el bloque compacto, de sacrificio, de colaboración con el compañero, junto al acierto goleador de Aitor y del repescado Jemba, procedente del Lalín, les llevó de menos a más. Incluso estuvieron líderes del grupo, desbancados después por el Dumbría, pero firmaron una excelente segunda plaza que les mantiene en la pelea, disputando mañana la vuelta en la fase de ascenso contra el San Tirso.

Si los agolenses sin duda copan el protagonismo dezano con su segundo puesto y fase de ascenso, en la liga comarcal el Piloño estuvo en unas cifras a considerar aunque sin acercarse al sueño de la pelea por el ascenso. Firmó una quinta plaza en la general, segundo de Deza. No faltaron altibajos durante una liga donde sufrió, como otros dos equipos, el mal del banquillo. David Simal decidía dejar el cargo, retornando Estrella pocos meses después de su marcha.

Pero sin duda las mayores sorpresas llegan con la tercera y cuarta posición. El Silleda en su regreso a la categoría firmaba un meritorio puesto 12, sufriendo hasta el final para salvar la categoría. No faltó cambio de entrenador casi en la recta final, tras ceder Javi González el testigo a su segundo, Álex. Una campaña notable que contrasta con el suspenso del Lalín. El recién descendido a punto estuvo de encadenar la pérdida de otro peldaño futbolístico. En la penúltima jornada refrendaron con mucha angustia seguir en Primera.

Los rojinegros pasaron apuros en lo futbolístico, con cambio de entrenador incluido, tras despedir a Alberto Pereira para dar las riendas al hasta entonces su segundo, Brais Vidal. Pero también a nivel directivo, con opacidad sobre la composición de la junta, impagos a jugadores, marcha de integrantes de la plantilla y un compás de espera sobre su futuro ante la previsible renuncia del presidente, el párroco Marcos Torres, a seguir en el cargo.