El plan para el anillado eléctrico de Lalín sigue con su larga tramitación

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

LALÍN

CEDIDA

La Xunta acaba de elaborar el informe ambiental estratégico después de que se modificase el proyecto sectorial para enterrar parte de la línea

14 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Acertar cuándo estará ejecutado el anillado de Lalín para evitar sustos ante un problema en el suministro de energía eléctrica desde Chantada casi resulta tan difícil como adivinar los números de la Primitiva. Más de tres lustros después la futura línea de alta tensión desde O Irixo sigue acumulando trámites administrativos y ambientales. El proceso se dilató tras dar marcha atrás Naturgy en su primigenia intención de llevar el trazado aéreo por la fraga de Casas Vellas. Una decisión fruto de la presión social y de colectivos como Salvemos Catasós que requirió desde la modificación del proyecto sectorial de incidencia supramunicipal de esa línea a un nuevo estudio ambiental.

En mayo del 2021 anunciaba la empresa Naturgy que esa línea de alta tensión desde O Irixo hasta Lalín se enterraría en un tramo de 4,1 kilómetros para evitar la afección a la fraga, cuando inicialmente solo irían canalizaciones bajo tierra en 1,4. Una LAT que atravesará tres municipios, el ourensano de O Irixo y los dezanos de Dozón y Lalín. El primer proyecto oficial para tramitarla lo presentaba Unión Fenosa en agosto del 2007, para iniciar un proceso administrativo donde tuvieron que posicionarse las distintas Administraciones una vez que se sometió, en octubre de ese mismo año, a información pública el primer estudio de impacto ambiental.

Los trámites continuaron con un hito importante en diciembre del 2013 al solicitarse la autorización y aprobación del proyecto de ejecución de esa línea eléctrica. Y sería en mayo del 2014 cuando la Xunta aprobaba de forma definitiva aprobaba el proyecto sectorial de incidencia supramunicipal. Pero las obras no llegaron a ejecutarse ante el rechazo vecinal, así como de distintos grupos políticos y colectivos, tras aparecer marcados ejemplares de castaños en Casas Vellas que iban a ser talados por el paso del tendido a través de esa fraga lalinense.

La declaración de impacto ambiental del 2013 quedó caducada y se requirió someter a un nuevo procedimiento de evaluación de impacto ambiental el proyecto modificado, tras el ajuste para enterrar el trazado hasta la subestación de Lalín. El documento se presentó a la Xunta en junio del 2021 y de forma paralela se elaboró la modificación del proyecto sectorial de incidencia supramunicipal de esta LAT, para adaptar la ordenación urbanística de los terrenos aprobada en el 2014 al nuevo trazado. Y esa modificación se sometió a evaluación ambiental estratégica. Hubo un plazo de un mes para consultas y presentación de observaciones. Y el pasado 2 de octubre la Xunta hizo público el informe ambiental definitivo.

Dos tramos aéreos y otros dos bajo tierra en un tendido conjunto de 21,5 kilómetros

El nuevo tendido de alta tensión previsto en este proyecto para anillar Lalín tiene una longitud de 21,5 kilómetros, con dos tramos aéreos y otros tantos enterrados. En el primer caso hay uno de 15,78 kilómetros entre la subestación de O Irixo y el apoyo 45, de transición a bajo tierra, incluye la variante aérea entre los apoyos 36 y 39. El segundo trazado de la línea en superficie se sitúa en los 1,39 kilómetros, hasta el apoyo 50 donde se ubica la transición para enterrar la canalización bajo tubo hormigonado hasta la subestación de la capital dezana.

Respecto a los tramos aéreos de esta LAT, el primero viene condicionado por un cruce del Camino de Santiago, entre los apoyos 45 y 46, con una longitud de 319 euros. El segundo fue el que motivó el cambio de proyecto, discurriendo en 4,1 kilómetros desde el apoyo 50 a la subestación eléctrica lalinense.

La modificación del proyecto inicial supuso además reducir el número de bienes afectados por la línea, con 191 fincas que se «salvaron» a lo largo de su trazado. El nuevo informe ambiental estratégico recoge un plan de vigilancia, con distintos controles sobre la calidad del aire, arqueológico, hidrológico, del suelo o de la gestión de residuos, así como de la vegetación y fauna en la zona afectada por la ejecución de las obras de la LAT. Unos tienen carácter mensual y otros antes del inicio o al finalizar los trabajos, así como durante su propio desarrollo.