La histórica atomización del sector bateeiro aumenta su vulnerabilidad

m.? h. ribeira / la voz

ECONOMÍA

23 ago 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Lo decía ayer un productor. Si cualquier otro sector económico estuviese envuelto en las luchas intestinas que existen el sector bateeiro llevaría años muerto y enterrado. Pero los mejilloneros aguantan. ¿Por qué? Porque la calidad de su producto es la que tira hacia adelante. Eso sí, logran mantenerse a flote pero no hay duda de que las pugnas internas les hacen más vulnerables. Y eso, en un momento de crisis por la toxina, se nota más que nunca.

Los productores de mejillón están organizados por agrupaciones para vender su producto. Algunas de estas, a su vez, forman parte de una organización de productores ?solo hay una en toda Galicia, denominada Opmega- o de una federación, que es la que decide cuándo, cómo, a quién y a qué precio venden. Pero en los últimos años hay un sinfín de mejilloneros que sacan su producto al mercado por su cuenta, otros que están en agrupaciones pero venden al margen... Un despropósito que da lugar a guerras de precios y que, lógicamente, complica los controles del producto. Podrían tener como nexo de unión al consejo regulador del producto. Pero no. Parte del sector no comulga con esta entidad o, al menos, con su gestión. Así que está al margen de la misma.

Frente a ellos, frente a su atomización, está el resto de la cadena, mucho más jerarquizada y organizada. Basta citar el caso de los conserveros, con una potente patronal, Anfaco, que se encarga de defender los intereses del sector y que, lógicamente, aprovecha las guerras de los productores para, por ejemplo, comprar a precios más reducidos.