Juncker busca crear 1,3 millones de empleos sin dinero público nuevo

ADOLFO LORENTE BRUSELAS / COLPISA

ECONOMÍA

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La Comisión se alía con el BEI para diseñar un fondo de garantías de 21.000 millones de euros que pretende movilizar 315.000 hasta el 2017

26 nov 2014 . Actualizado a las 04:00 h.

Hacía 26 años que el papa no visitaba el pleno del Parlamento Europeo. Ayer, en Estrasburgo, Francisco tomó el testigo de Juan Pablo II para leer la cartilla a los políticos y reprocharles que han antepuesto el lenguaje burocrático comunitario al bienestar de las personas. Escuchaba atento el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, que ya por la tarde, tras finalizar la intervención divina, reunió al Colegio de Comisarios por espacio de varias horas para debatir y aprobar el bautizado plan Juncker, el nuevo Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas. Se trata del ahora o nunca para la frágil economía europea, la piedra angular sobre la que pivotará el mandato quinquenal del recién gestado Ejecutivo de Bruselas. Una Comisión que entre el 2015 y el 2017 desea convertir 21.000 millones públicos en 315.000 privados. Algo así como una versión moderna del milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Y, claro, qué mejor día para bendecirlo que con la presencia del pontífice.

Casualidades al margen, las líneas maestras del plan, que hoy será presentado ante el pleno de la Eurocámara y posteriormente ante los medios de comunicación, salió del horno del Colegio de Comisarios a primera hora de la noche. En tiempo récord, porque no hay que olvidar que el veterano luxemburgués apenas lleva 25 días de mandato. Es la bandera de su mandato, el plan que debe relanzar al Viejo Continente y alejarlo de la temida tercera recesión. Se trata de generar inversión, crear puestos de trabajo y recuperar la confianza, pero sin gastar dinero nuevo y siguiendo las estrictas directrices de la consolidación fiscal.

La enésima cuadratura del círculo para contentar a la austera Alemania, que no ve con demasiado escepticismo esta iniciativa, y a los necesitados Francia, Italia o España, que piden más estímulos.

La estructura diseñada se basa en movilizar 21.000 millones de dinero público, de los que 16.000 pertenecen al presupuesto comunitario y 5.000 al Banco Europeo de Inversiones (BEI). No se trata de dinero nuevo ni de cantidades que se invertirán en efectivo, sino que se utilizarán como garantía para apalancar dinero privado de tal forma que la inversión real final se multiplique por 15, hasta los 315.000 millones. «La estimación es prudente», matizan fuentes comunitarias.

La fotografía es la siguiente: existe abundante liquidez en el sistema para invertir, pero el margen de las Administraciones públicas, salvo excepciones de acento alemán, es escaso o casi nulo. Lo que se busca es incentivar a las empresas, a los grandes fondos, a que inviertan y creen puestos de trabajo a través de grandes proyectos de infraestructura, energéticos o digitales en la UE. Instarlos a que se jueguen el dinero dándoles a cambio la suficiente confianza a través de este modelo de garantías públicas.

Juncker es optimista. Tanto, que su equipo cree que en el Fondo puede elevar hasta en 410.000 millones el PIB europeo y crear hasta 1,3 millones de puestos de trabajo. El mensaje lanzado a los países ha sido tajante: deben aportar proyectos de relieve, sólidos, factibles, de interés comunitario y que tengan un impacto inmediato en la creación de empleo. No habrá cuotas por Estados, se decidirá en función de la naturaleza de los proyectos.

La Comisión calcula que el plan elevará el PIB en 410.000 millones

El presupuesto comunitario aportará 16.000 millones y el BEI, los otros 5.000