Patricia Berlín: «Navantia ha sabido adaptarse a las nuevas necesidades del mercado»

digna casas LA VOZ / REDACCIÓN

ECONOMÍA

La técnico de la eléctrica vasca destaca el «buen trabajo» de los astilleros en los «jackets»

27 sep 2016 . Actualizado a las 11:24 h.

La alianza estratégica y comercial entre Navantia y Windar Renovables, que ha propiciado la construcción de 29 plataformas off shore sobre las que se levantarán los molinos de viento del primer parque eólico marino de Iberdrola, «ha sido un éxito». La ingeniera naval Patricia Berlín muestra una satisfacción doble: por su condición de ingeniera que conoce los entresijos de las dos empresas, Navantia e Iberdrola; y como ferrolana, pues es en su ciudad donde se levantan los grandes artefactos de acero que ya han comenzado a sumergirse a 36 kilómetros de la costa de Alemania.

A punto de cumplir 30 años, su trayectoria profesional resulta meteórica. Nada más dejar las aulas universitarias, Berlín participó, ya como ingeniera naval, en el equipo que materializó el diseño y la fabricación de los buques anfibios de Navantia para la Armada de Australia. Y un año más tarde se incorporó a Iberdrola para formar parte, desde hace cuatro años, del grupo que se encarga de la construcción del primer parque eólico marino de la eléctrica vasca.

-Su paso por Navantia le permite evaluar el reto que ha supuesto para el astillero público reconvertirse de constructor de barcos a proveedor de componentes para la eólica marina.

-Han sabido adaptarse a las nuevas demandas del mercado. Iberdrola, como empresa pionera en apostar por la energía eólica marina, es tractora de otras empresas españolas, en este caso para el parque Wikinger del mar Báltico, con la adjudicación de las cimentaciones a la alianza Navantia-Windar Renovables y de la subestación eléctrica a Puerto Real. Este entendimiento repercute y resulta beneficioso para la comarca de Ferrolterra, crea empleo y lo seguirá haciendo al revalidar la confianza con el nuevo contrato de cimentaciones para nuestro proyecto en el Reino Unido.

-¿Qué características ha encontrado Iberdrola en Navantia para que le confíe la contrucción de las plataformas que sustentarán los aerogeneradores en el mar?

-En primer lugar, el buen trabajo realizado y en segundo, el compromiso de Iberdrola por potenciar la fabricación española.

-Dentro de un segmento muy evolucionado, al menos en Alemania y Reino Unido, ¿qué desarrollos propios en I+D ha hecho la compañía eléctrica para el parque Wikinger?

-La energía eólica marina constituye en sí todo un reto. Cada proyecto es diferente, con características del suelo o marinas completamente distintas, con lo que hace que cada parque sea un auténtico desafío y en el caso del campo en el Báltico, también un éxito. Para este proyecto, por ejemplo, se han aplicado medidas para la reducción del ruido en la colocación de los pilotes sobre los que se sujetan los jackets, respetando así el hábitat de las marsopas, un mamífero protegido en estas aguas. También hemos fabricado herramientas específicas, como los agarres de la grúa que trasladan las plataformas off-shore desde el puerto hasta el parque (36 kilómetros).

-Entre sus responsabilidades está la de garantizar el control de calidad en todos los procesos del proyecto eólico que se está ejecutando. ¿Cómo se ejecuta?

-La función del equipo en el que trabajo es gestionar el contrato de una empresa que sirve para garantizar que la construcción del parque eólico marino, tanto en lo que se refiere al transporte de componentes como a los procesos que intervienen en la instalación del recinto se realizan en las condiciones de mínimo riesgo para los componentes asegurados; y engloba a las turbinas, las cimentaciones, los cables y la subestación eléctrica, entre otros.

«La instalación del parque Wikinger en el Báltico constituye un auténtico desafío»

Más de 350 personas trabajan a diario en la instalación del parque Wikinger. Lo hacen desde que han comenzado a llegar las plataformas de acero desde Ferrol y la subestación eléctrica de Cádiz. Esta unidad está conectada a un flotel con capacidad para albergar a 80 personas, lo que facilita el trasiego de técnicos y de hasta 20 embarcaciones desde estas estructuras y el puerto de Sassnitz. Unas tareas que se acometen sin pausa y constituyen «un auténtico desafío».

No es para menos. La colocación de cada uno de los componentes del parque está supeditada a las condiciones meteorológicas de un mar, el Báltico, poco profundo que comunica el océano Atlántico con el mar del Norte y que como media anual se encuentra cubierto de hielo hasta en un 45 % de su superficie. El campo eólico ha de convivir además con un tráfico marítimo de cierta intensidad.

-¿Cómo se ha organizado el parque para que conviva con el tráfico de barcos?

-A la hora de construir un recinto eólico en el mar, la autoridad de la zona define unas áreas de preferencia para la ubicación de los parques. Y se estudia el volumen del tráfico marítimo que, en este caso, es de ferris de pasajeros y de mercancías.

-¿Y la señalización de los «jackets» y molinos?

-Aparecen en todas las cartas náuticas y avisos a navegantes. Llevan instalada una baliza y van pintados de amarillo para una fácil visualización. Ante un hipotético impacto con un barco, están diseñados para soportarlo y deformarse, causando el menor daño para las personas a bordo y de contaminación.

-¿Cómo influyen en las estructuras las condiciones de un mar helado en invierno?

-Están preparadas y diseñadas para ello, pero, aunque puede helar, no ocurre cada año.