Sigue rompiendo moldes

Elena Rivo TRIBUNA

ECONOMÍA

16 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Inditex es una empresa singular que rompe moldes y lugares comunes, y es extremadamente relevante para la economía gallega.

Inditex constituye un magnífico ejemplo de cómo el carácter familiar de una empresa es compatible con alcanzar un gran tamaño, internacionalizarse y lograr elevadas cotas de profesionalización. En este sentido, la empresa nombró a Pablo Isla como presidente del consejo de administración, cuestión muy valorada por dos motivos: se elimina la incertidumbre respecto del futuro gestor de la empresa, y se apuesta por un profesional externo a la familia, constituyendo una nueva alternativa más a analizar e imitar, en caso de ser necesario, por otras empresas familiares, favoreciendo el tránsito generacional.

En segundo lugar, la empresa ha adoptado una estrategia de diversificación de mercados que le ha permitido ser insensible al ciclo de negocios español e incluso europeo durante los últimos años. Algo más que una anécdota: en un reciente trabajo académico que analiza la influencia del gobierno corporativo en los resultados de las empresas del Ibex 35 durante la crisis, tuvimos que eliminar la empresa Inditex de la muestra puesto que distorsionaba completamente los resultados.

Inditex también pone en jaque afirmaciones que cuestionan la posibilidad de innovación en sectores y productos maduros. La empresa no solo socializó la moda a escala mundial, cambió colecciones por introducción de nuevos productos semanalmente (consiguiendo mayores visitas de los clientes al año), revolucionó el concepto de márketing (sustituyendo publicidad por buenas ubicaciones)…, sino que siguió siendo pionera en la introducción del comercio electrónico en el textil, hasta la más reciente innovación, referida al reciclaje de ropa usada, recogiéndola en las tiendas o en los domicilios cuando se trata de venta on-line.

En el futuro aparecen dos cuestiones abiertas en la multinacional. La primera atañe a la política de responsabilidad social corporativa de la empresa. En los últimos años, esta actividad se ha ampliado, con importantes donaciones de la Fundación Amancio Ortega en el ámbito sanitario y con la concesión de becas para estudiantes gallegos para mejorar su dominio de la lengua inglesa a través de estancias en Canadá y Estados Unidos. Un giro loable, pero susceptible de ser intensificado. Finalmente, se plantea la incógnita sobre el futuro de la empresa cuando el fundador salga del escenario. Sin Amancio como baluarte, ¿mantendrá Inditex su sede en Arteixo? La respuesta a esta pregunta no es baladí; el impacto económico a todos los niveles en el área urbana de A Coruña y en el conjunto del PIB gallego sería enorme. No hay que olvidar que las exportaciones del sector textil superaron a las del sector de la automoción el año pasado.

Para Galicia sería muy importante asegurar el futuro de la sede de Inditex en nuestra comunidad, del mismo modo que se ha asegurado la gestión a través de la profesionalización.