Abanca reduce por primera vez su inversión en el ladrillo para priorizar familias y pymes

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Certifica el fin del control de Bruselas y relanza su expansión

13 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Abanca ha recortado su inversión en el sector inmobiliario. Y es la primera vez que lo hace tras el traspaso del grueso del negocio inmobiliario al banco malo y la entrada del nuevo equipo gestor. Al cierre del 2016, según el informe que acaba de presentar a la CNMV, el volumen total de crédito a la promoción y construcción inmobiliaria -uno de los grandes lastres del sector- se ha quedado en los 522 millones de euros; un año antes eran 582; y en el 2014, cerca de 570. La curva iba subiendo hasta ahora, y tiene su explicación: el grupo bancario, el mayor en Galicia, quiere centrarse casi en exclusiva en el crédito a pymes y familias (hipotecas y consumo), donde ve más posibilidades de desarrollo. Es un negocio con un menor riesgo: en las hipotecas de particulares la morosidad está en el 6 %, mientras que en el ladrillo los créditos no pagados suponen el 15 % de la cartera.

Lo cierto es que el banco también ha prescindido del ladrillo por el corsé de Bruselas, que desde finales del 2012, por las ayudas que recibió Novagalicia, ha tutelado a distancia el desarrollo del negocio. Ese veto es pasado. En diciembre expiraba ese control, y en su informe anual remitido a la CNMV el banco lo certifica: «La Comisión Europea, a través del Monitoring Trustee, realiza la revisión del cumplimiento del plan de reestructuración, no habiéndose puesto de manifiesto, hasta la fecha, incidencias relevantes en el cumplimiento de los compromisos adquiridos. La vigencia de dicho plan finalizó el 31 de diciembre de 2016».

Crecer dentro y fuera de Galicia

«El plan ha supuesto a lo largo del ejercicio significativas restricciones en materia de tamaño de balance, gestión de la cartera de renta fija, operatoria mayorista en mercados, y desinversiones», resume. ¿Qué supondrá pasar página? Que Abanca, que emplea a 4.500 personas, podrá crecer sin cortapisas, sin delimitaciones de negocio ni de territorio. A partir de ahora la entidad se propone «seguir ganando cuota de mercado en Galicia», donde tiene 530 de las 655 sucursales. Y «aumentar presencia selectiva en el resto de España», es decir, ganar «progresivamente cuota extrarregional», sobre todo a través de la banca por Internet y el móvil, donde Abanca está muy bien valorada. Según esa misma memoria, casi la mitad de las interacciones se ejecutan ahora a través del servicios móviles.

Una de las vías que ya no tendrá que exprimir más -al menos obligatoriamente- es la venta de cartera industrial, que era una de las exigencias de Bruselas. El año pasado salió de una docena de empresas que le reportaron un beneficio neto de 17 millones. No se puede comparar con el 2015 porque en ese ejercicio colocó una de sus joyas: la cablera R le dio 203. Del año pasado, el grueso procedieron de una sola operación: Cupa. El 20 % de la pizarrera ourensana le reportó 14 millones de plusvalía.

El informe explica también que el banco tiene 300 millones en juego en procesos judiciales (17 en causas por las preferentes), aunque está blindado por garantías que paga el FROB. Explica igualmente que el consejo de administración obtuvo unas retribuciones de 2 millones de euros, y la alta dirección, otros 4,5.

Cambio en los depósitos

El banco, explica en su documento, formalizó el año pasado nuevas operaciones de financiación por casi 8.000 millones de euros, hasta alcanzar un saldo a la clientela de 27.215 millones, un 3,8 % más. En el otro lado, los depósitos, más de 33.600 millones en los que se resalta una circunstancia: los clientes están cambiando a cuentas a la vista desde el plazo fijo por la baja rentabilidad del ahorro.

Abanca dice también que tiene un exceso de capital de 1.700 millones, y activos por 11.700, cumpliendo «ampliamente» los requisitos del BCE para el 2018.