«Si me piden todo ese dinero, tendré que cerrar la casa»

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

ECONOMÍA

Carlos Cortés

Hacienda reclama 14.000 euros de IBI y atrasos a los dueños de un alojamiento rural de Pantón

27 abr 2017 . Actualizado a las 21:33 h.

El pazo de Maside era una monumental ruina en el año 2004. Construido en distintas fases en las cercanías de Ferreira de Pantón (Lugo) a lo largo de los siglos XVI y XVII, llevaba mucho tiempo deteriorándose. Aquel año, el constructor local Manuel Vázquez lo compró e inició una reconstrucción parcial que duró ocho años. En el 2012, su hijo Diego abrió una parte del edificio como casa de turismo rural. Ahora, él y su familia están pensando en cerrar. El catastrazo les ha subido la cuota del IBI hasta los 4.000 euros anuales, una cantidad inasumible para ellos.

«Yo sé que los impuestos son necesarios y asumo que a lo mejor hasta ahora se pagaba demasiado poco», admite Diego Vázquez. Su cuota anual de IBI rondaba los 300 euros, una cantidad que efectivamente parece baja para una propiedad como esta. Pero él y su familia aseguran que la nueva tasación está llena de errores que incrementan la tarifa de una forma desproporcionada. Lo han recurrido y están a la espera de respuesta. «Si me piden todo ese dinero -se queja-, tendré que cerrar la casa»

Para empezar, él precisa con ironía que aunque en su propiedad haya un pazo él no pasa el día rodeado de mayordomos. Es un simple autónomo que vive de lo que da Casa Maside, la marca de este establecimiento de turismo rural. Si la denominación comercial no incluye la palabra pazo es, asegura, porque no quieren engañar a nadie. Las diez habitaciones en las que se alojan sus clientes están en la antigua vivienda de los caseros. Porque el pazo está inhabitable, aunque eso no parece haberlo visto Hacienda.

En realidad, menos del 20 % de las edificaciones de la finca funcionan como alojamiento. Son 3.500 metros cuadrados construidos, de los cuales solo 490 pertenecen a la casa de turismo rural. El pazo es una ruina que tiene algunos elementos restaurados, pero carece completo de condiciones para que nadie duerma en él.

Pero en la revisión acometida por Hacienda en el 2015, la Dirección General del Catastro censó casi todo lo que hay dentro de la finca como vivienda o como hotel. Quieren cobrarles incluso por un cobertizo que ya no existe, un pegote con tejado de uralita que había sido adosado al muro exterior del pazo y que ellos derribaron en el 2005. Y eso sin tener en cuenta que el año pasado les pidieron 14.000 euros de golpe, en una factura que incluye la tasa del 2015 y los tres ejercicios precedentes. «Como si el error de no actualizar el registro fuese nuestro y no de Hacienda», se lamenta Diego Vázquez.