Galicia agrava su dependencia del Estado para pagar la Seguridad Social

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Saldo con la Seguridad Social
La Voz

Necesitaría ingresar 3.187 millones más para poder financiar todas sus prestaciones

25 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los datos territorializados de ingresos y gastos de la Seguridad Social vuelven a poner en evidencia la dependencia que tiene Galicia de la caja única del Estado para poder financiar el gasto en prestaciones sociales, tanto en su nivel contributivo como en el asistencial. Lejos de corregirse la brecha con el aumento de los ocupados, el déficit sigue creciendo. El balance del 2015, por ejemplo, mostraba un saldo negativo de 3.543 millones de euros en la comunidad. Al cierre del 2016, había subido a 4.059. ¿Cómo es esto posible cuando ha aumentado la ocupación en casi 20.000 personas en el último año? El gasto en pensiones crece cada vez más por el envejecimiento poblacional, es decir, cada vez hay más personas que se jubilan. Y quienes entran al mercado laboral lo hacen con unas cotizaciones muy inferiores a las que tenían los que se marchan. Algo que tiene que ver con la galopante precariedad laboral, que se concreta en contratos por horas y a media jornada.

Sirva un dato como ejemplo: en el año 2015 los ingresos por cotizaciones sociales sumaron en la comunidad gallega 4.731 millones de euros y doce meses después, con más personas trabajando, se situaban en 4.466 millones. Con el gasto en pensiones pasa justo lo contrario: crece cada vez más. De 7.381 millones del 2015 se pasó a 7.598 al cierre del 2016 -el grueso se lo llevan las de jubilación, más de 7.300 millones-.

Agujero acusado

Los datos desagregados territorialmente por la Seguridad Social muestran que el problema del déficit es extensible al conjunto de las comunidades autónomas, algo que es consecuencia directa de largos años de recesión, en los que se dispararon los gastos y, en cambio, se redujeron los ingresos. Pero Galicia presenta uno de los diferenciales negativos más acusados, algo que se explica por una crisis demográfica más intensa que en otras partes de España.

El desglose de los datos que aporta el Ministerio de Empleo revela que el déficit gallego entre las cotizaciones sociales, es decir, los ingresos, y el gasto total en pensiones- incluidas las contributivas y no contributivas- es de 3.187 millones de euros. Es decir, esta es la cantidad que tendría que recaudarse entre los afiliados gallegos para sufragar las prestaciones que se abonan en la comunidad. Las diferentes proyecciones hechas hasta ahora muestran que, con estos datos, Galicia tendría que generar unos 400.000 puestos de trabajo más para poder financiar plenamente su gasto en pensiones. Un objetivo absolutamente inalcanzable a corto y medio plazo. Con algo más de 2,7 millones de habitantes, la comunidad supera la cifra de 700.000 pensionistas. La emigración de los jóvenes durante los años más duros de la crisis y la falta de relevo generacional por la baja natalidad dibujan un panorama muy poco alentador.

Varias Galicias

Al menos durante un tiempo, los datos muestran que la idea de sostener el gasto de la Seguridad Social de Galicia con recursos generados aquí es una quimera; pero no todo el territorio es igualmente dependiente de la caja, lo que nos devuelve al viejo debate del desequilibrio territorial.

Hay una Galicia en la franja atlántica, dinámica y poblada, con dinamismo económico y mejores indicadores demográficos. Y luego están las zonas del interior, más azotadas por el envejecimiento y la crisis de rentabilidad del sector agroganadero. Incluso dentro de la llamada Galicia rural hay varios mundos: no es la misma la realidad de la que disfrutan concellos más pegados a la franja atlántica (como Padrón o Rois) o a la zona centro de Galicia (Melide y Ordes) que la que viven los municipios de la montaña de las provincias de Lugo y de Ourense.

En más de un tercio de los municipios gallegos, de cada diez euros que se destinan al gasto en prestaciones públicas, la mayoría jubilaciones, se recaudan menos de cinco en cotizaciones de trabajadores que viven en ese término municipal. Un desequilibrio que se agrava todavía más en los ayuntamientos de las zonas de interior y de montaña.

Mitigar la crisis demográfica y generar otro empleo, las claves

En la comunidad gallega apenas quedan ahora 1,3 cotizantes por jubilado, una ratio que hace 25 años era de más del doble. En este escenario, se plantea una urgencia: mitigar el impacto de la crisis demográfica. Y esto pasa por consolidar una estrategia de crecimiento económico que permita generar otro tipo de empleo, más estable y con mejores remuneraciones.

Para ello es necesario priorizar la inversión en innovación, pero ni los recortes presupuestarios ni la debilidad financiera de las empresas han ayudado a avanzar en esa dirección.

Los datos de la Seguridad Social no solo sirven para constatar la dependencia gallega de la caja única, sino que nos llevan también a plantear un interrogante que se hacen muchas personas, y que tiene que ver con la sostenibilidad del modelo público de pensiones. Es decir, el derecho a cobrar una pensión digna después de una vida laboral cotizando.

Las dos últimas reformas, tanto la impulsada por el PSOE como la del PP, han actuado por la vía de recortar el gasto para viabilizar el modelo. Pero faltan medidas por la vía de ingresos. Es decir, plantear un mercado laboral menos precario o financiar vía impuestos cualquier déficit que tenga el sistema.