España: ¿un crecimiento sólido?

ECONOMÍA

MARCOS MÍGUEZ

El modelo español resulta mucho menos consistente que el que rige en los países de nuestro entorno

12 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Sostendré la hipótesis de que, si el crecimiento actual está basado en el intenso consumo de sectores de población que han mejorado su capacidad de hacerlo en esta crisis (porque con ingresos medios-altos ahora tienen mayor capacidad de compra y pagan menos impuestos), es muy probable que ese crecimiento lo sea a costa de no usar parte de esa riqueza para invertirla en crecimiento futuro.

Por ejemplo no invirtiendo lo suficiente, el sector público y -sobre todo- el privado, en investigación y desarrollo. Algo así como si la sociedad española que no tiene dificultades en llegar a fin de mes se lo gastase en fútbol, viajes y criados en vez de canalizar buena parte de esa riqueza como la semilla de un crecimiento futuro más sólido. Para profundizar en este diagnóstico vamos a manejar las cifras oficiales de la Unión Europea (Eurostat) tanto para España como para los países de nuestro entorno. El objetivo es evaluar si en la última década hemos destinado una porción suficiente de nuestra riqueza nacional para generar el conocimiento e innovación que nos permitan producir más riqueza con más y mejor empleo en los próximos años.

Ya que si esa parte es insuficiente (convendría saber por qué y quiénes no hacen su parte) nuestro modelo de crecimiento en absoluto puede considerarse sólido.

A la vista de los datos que ofrece Eurostat es necesario, en primer lugar, resaltar que las comparaciones se hacen midiendo el esfuerzo en relación a la riqueza de cada país. Así, hace diez años en Alemania dedicaban el doble (2,42 %) de lo que se destinaba en España (1,19). Diez años más tarde, y transitada toda la recesión que se desencadenó en el 2008, en España hemos recuperado el mismo nivel de PIB que teníamos en el 2005, pero seguimos realizando el mismo esfuerzo; mientras que Alemania no solo ha superado el volumen real del PIB del 2005 sino que ha incrementado su esfuerzo en I+D (de 2,42 a 2,87). El conjunto de las Unión Europea de 28 países sigue la tendencia alemana, pero España no lo hace. 

Causa mayor y causa menor

¿Cuáles son las causas de este retroceso? ¿Cuáles son las causas de esta creciente divergencia que nos aboca a un crecimiento menos sólido? Si desagregamos el diferencial español en esfuerzo innovador a la altura del 2015 en su componente empresarial y del sector público comprobamos que el 83 % del dicho diferencial es imputable al primero y apenas el 17 % al público. Pues de los 0,81 puntos de PIB de menor esfuerzo de España respecto a la media de la UE 28 nada menos que 0,67 se deben a nuestras empresas. Vayamos pues por partes.

Nuestras compañías realizan la mitad del esfuerzo innovador medio del conjunto de las europeas y la tercera parte del que hacen las de los países líderes. Siendo así que por más eficientes que fuesen en desempeñar sus tareas en I+D no es posible ganar así competitividad en actividades con empleos cualificados y bien remunerados. Nos condenamos a competir en devaluación laboral y salarial.

¿Sería posible aumentar un punto de PIB en esfuerzo empresarial en I+D? Debiera serlo si reparamos en que entre el 2005 y el 2015 las rentas no salariales incrementaron su cuota en el PIB en una cuantía semejante. Siempre que dicho aumento se destinase a favorecer el crecimiento futuro de las empresas y no a multiplicar el nivel de consumo de sus gestores o accionistas. Debiera serlo si reparamos en que en el año 2015, según Eurostat, las rentas no salariales capturaban en España un 42,1 % del PIB, mientras que en Alemania suponían un 39,4 %; en Francia, un 34,2 % o un 32,3 % en Suecia.

En el componente público la brecha de esfuerzo tiene una importancia relativa mucho menor. En el 2015 apenas se pueden imputar aquí 0,15 puntos (respecto a la media europea) del diferencial total de 0,81 puntos. 

La conclusión

Las rebajas fiscales a las compañías conjugadas con la creciente captura de las rentas no salariales que en ellas se generan, si bien explican buena parte del actual crecimiento del PIB español no lo es menos que estarían detrás de nuestro insuficiente esfuerzo, sobre todo empresarial, en actividades de I+D.

Se hace necesario, y sería posible, revertir ambas tendencias para que nuestro modelo de crecimiento económico deje de ser mucho menos sólido que el de las economías de nuestro entorno.