Reganosa suma el quinto cambio en su capital sin perder el control gallego

Beatriz García Couce
Beatriz Couce REDACCIÓN

ECONOMÍA

La planta de gas cuenta con dos depósitos de almacenamiento
La planta de gas cuenta con dos depósitos de almacenamiento JOSE PARDO

Tojeiro y la Xunta alcanzan ahora su punto más elevado en el accionariado

10 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Nació como una rara avis en el marco del sistema gasista español, fruto del empeño personal del empresario Roberto Tojeiro, fundador de Gadisa y padre del actual presidente. Después de viajar por medio mundo para conocer las mejores tecnologías empleadas en las regasificadoras, derribó todas las barreras —políticas, empresariales y administrativas— para traer una nueva fuente de energía a Galicia, con la creación de Reganosa. Pero ese camino no lo hizo solo, al aglutinar desde los orígenes diferentes intereses que sostuvieran su razón de ser y le otorgasen músculo financiero. El primer acuerdo de accionistas de Reganosa, firmado en el 2000, reflejó esa amalgama económica, en la que su impulsor, Roberto Tojeiro, aportó el 18 % del capital; frente al 21 % que ostentaban, cada una, Endesa y la entonces Unión Fenosa; la Xunta, Caixa Galicia y la argelina Sonatrach poseían un 10 % cada uno, y el Banco Pastor, otro 5 %. 

Desde el inicio de su trayectoria y hasta la actualidad, la empresa energética con sede en Mugardos registró cinco cambios en el accionariado, el último el anunciado el pasado miércoles, aunque a lo largo de estos 23 años de existencia, el capital gallego ha mantenido su posición en el capital, y más intensamente desde el 2010, cuando la Xunta y Grupo Tojeiro se hicieron con la mayoría. Entonces, acordaron la compra del 21 % de Endesa —que inicialmente quiso adquirir el fondo australiano First State— y del 5 % del Pastor.

Ese mismo año, el mencionado fondo de las antípodas se hizo con las participaciones de las entidades financieras gallegas, es decir, se quedó con un 15 % del reparto accionarial.

Transcurrieron seis años más hasta que se produjo el siguiente cambio accionarial, cuando de nuevo la Xunta y Tojeiro adquirieron la participación de Gas Natural. En aquel momento, el empresario gallego, que controlaba el 36,5 % de las acciones de la empresa energética, subió su participación al 50,69 %, mientras que la Xunta pasó del 17,5 al 24,31 %.

Ya desde entonces, las únicas variaciones son las que han afectado al 15 % que ostentó el fondo australiano: en el 2017 pasó a manos de los japoneses Sojitz y, ahora, se reparte entre los tres accionistas que se han mantenido presentes desde el principio: Tojeiro, Xunta y Sonatrach, que se quedan con el 59,64 %, el 28,60 % y el 11,76 %.

Junto a los cambios en el reparto del capital, la sociedad promotora de la planta de gas se ha transformado en un grupo que los últimos tres lustros ha triplicado su plantilla directa. En la evolución de la empresa, uno de sus grandes hitos se salvó en el año 2018, cuando dio un salto al panorama internacional al adjudicarse la gestión de una terminal regasificadora en Malta, a la que seguirían después las de Ghana, Italia, y este mismo año, Alemania. Con la diversificación de la actividad a nivel internacional, tres años más tarde, la compañía dio otra vuelta de tuerca en su evolución, al apostar por su transformación en una compañía implicada en la transición energética. Así, se lanzó a desarrollar proyectos de generación energética con fuentes renovables, y a ese marco se adscriben las inversiones que tiene en marcha pero aún sin materializar: la construcción de sendas plantas de hidrógeno en As Pontes y Meirama, y de una red de plantas de biometano. En la villa minera de Ferrolterra también proyecta la construcción de una central hidráulica de bombeo. Todo, con la filosofía que repiten como un mantra los responsables de la empresa: contribuir a que Galicia tenga una economía verde, inclusiva y digital.