También se aprende con las manos

S.C. CELANOVA / LA VOZ

EDUCACIÓN

Santi M. Amil

El IES de Celanova fomenta la práctica como complemento indispensable de la teoría, incluso en 2.º de bachillerato

02 may 2017 . Actualizado a las 11:09 h.

En esta serie Centros innovadores ya se ha visto que ofrecer una formación acorde con el siglo XXI es algo posible en centros pequeños (Viñagrande, Vilanova) o grandes (Ponte dos Brozos, Arteixo). En estos dos casos se trataba de colegios de infantil y primaria donde hay menos exigencia que en la secundaria obligatoria y posobligatoria. Pero tampoco la etapa es una excusa. Hoy protagoniza esta serie, que va sobre todo de profesores con muchas ganas de que sus alumnos aprendan, el IES Celso Emilio Ferreiro, de Celanova, una hermosísima villa que durante siglos fue cabecera de una potente comarca y que hoy languidece por el envejecimiento de su vecindario.

Allí, entre los muros de un convento fundado por san Rosendo en el siglo X -aunque el edificio donde está el instituto es del siglo XVII-, unos 250 alumnos de ESO, FP básica, FP de ciclo medio y bachillerato pasan su adolescencia acompañados por 42 profesores, muy lejos de los casi setenta que tenía antes del declive poblacional.

Con este panorama menguante, sorprende el empuje de los maestros. No son personas recién graduadas y con ansias de cambiar el mundo. Son docentes con diez o quince años de experiencia que se niegan a dejarse llevar, y optan por un trabajo que, si bien agotador y absorbente por momentos, es enormemente gratificante.

Santi M. Amil

El corazón del instituto es la biblioteca, y es lógico. Si el recinto en general es monumental, el espacio de los libros impresiona. Allí, miles de ejemplares se apilan en cuidadas estanterías de madera, pero no están dormidos a la espera de una visita que no llega. Al contrario. Hay unos modernos sofás alrededor de una televisión para ver películas, los ordenadores van ocupando cada vez más espacio y todo está redecorado con paneles y carteles colgantes. Allí reina Isidora Gil -profesora también de Debuxo Técnico y Debuxo Artístico-, y por sus manos pasan en mayor o menor medida todos los proyectos que se acometen en el instituto.

El último, y que recibió el premio Proyecta Innovación, que da la Plataforma Proyecta, el espacio educativo de la Fundación Amancio Ortega y la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre, se titula Empoléirate na ciencia, y consistió en aunar las asignaturas de Debuxo y Tecnoloxía, junto con la ayuda de profesores del departamento de Inglés (Carlos Alonso) y del de Música (Irma Fernández), para los alumnos de segundo de bachillerato. Los chicos eligieron detalles arquitectónicos del majestuoso edificio como base de inspiración para diseñar marcapáginas, que acabaron llevando a una impresora 3D y convirtiéndolos en realidad. «É un proceso máis difícil do que parece-explica Celso Fernández, alma de este proyecto-, porque ti pos unha cota no deseño pero a realidade amósache que hai que ser moi preciso. Ese “facer coas mans” como complemento ás explicacións teóricas é esencial» y ayuda, además, a igualar a los estudiantes, porque no todos son igual de buenos ante la teoría.

Los alumnos están de acuerdo. Para ellos «o máis difícil foi acoutar», como recalca Diego, y aunque a todos les gusta el dibujo, reconocen que invirtieron muchas horas, en clase y de su tiempo libre, para que les quedasen bien los marcapáginas. Lo más fácil, asienten Álvaro y Andrés, fue elegir el diseño en un entorno tan hermoso, una labor que realizaron junto a Isidora Gil, que les explicaba las características estilísticas de ese poleiro monacal en el que estudian.

El objetivo de tanto esfuerzo por parte de los maestros es evitar lo que Celso Fernández considera una pesadilla: «Me horroriza pensar que estes rapaces pasaran dous anos polas miñas mans e se alguén lles preguntase dentro dun tempo que aprenderon en Tecnoloxía digan que nada, que non recordan».

Últimos proyectos

Road to Cern

«Estivemos preparando a viaxe un ano»

El año pasado alumnos de primero de bachillerato prepararon un viaje a las instalaciones del CERN, en Suiza, donde está el colisionador de hadrones. Para que el viaje fuese más que una excursión, los estudiantes fueron durante el curso a clases extra de francés e inglés (durante sus recreos) y asistieron a una masterclass en Santiago sobre física de partículas, además de recibir en su instituto a dos referencias gallegas, Carlos Pajares y Antón Santamarina. Solo después de esa fase previa acudieron cuatro días a Ginebra. Fue gracias a una subvención de la Xunta en su línea de contratos-programa para la excelencia académica. Hicieron un blog (roadtocern.blogspot.com) contando el proyecto, que coordinó Irma Fernández.

Medievalízate 

«Fixeron ata un 'casting' de personaxes medievais»

Una vuelta a la Edad Media, así vivieron el curso pasado en el instituto, con la biblioteca como centro de las actividades. Un proyecto conjunto de Música, Plástica y Galego para cuarto de ESO que supuso muchísimas horas de trabajo para todos, pero el resultado fue tan satisfactorio -premio de la Xunta incluido- que todavía hoy abundan en el centro pasquines y pósteres con rostros de la época. Todo está recogido en un padlet (puzle con contenidos digitales) que está colgado en la web de la biblioteca. Y no solo hicieron maquetas, redacciones, dibujos o compusieron música medieval, sino que rodaron su propia película -a partir del libro A noite estrelecida de Cabanillas- y los alumnos siguieron el proceso clásico, incluso un casting. Pero ahí no se buscaban actores solo, sino personajes, como el de Merlín, cuyo currículo presentó magistralmente Celia Vidal, una de las alumnas que entonces hacía cuarto.