Cómo fagocitar a Izquierda Unida sin rentabilizarlo en las urnas

mariluz ferreiro REDACCIÓN / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Pablo Iglesias afronta su segundo fracaso electoral. El tercer puesto de las generales, ha resultado ser un fiasco debido a las expectativas

27 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Iglesias afronta su segundo fracaso electoral. El tercer puesto de las generales, milagroso para un partido que lleva tan pocos años en la escena política española, ha resultado ser un fiasco debido a las expectativas. Y no solo las que planteaban las encuestas. Porque fue el propio Iglesias el que repitió durante la campaña que gobernaría Rajoy o él, el líder del segundo partido más votado. El líder del partido morado quiso rascar votos de aquí y de allá. De los socialdemócratas del PSOE y de los comunistas de Izquierda Unida después de lanzar improperios a ambos. Pero con la coalición Unidos Podemos ha fagocitado IU sin lograr ningún escaño más de los que habían logrado las dos formaciones por separado en las elecciones del 20D. Las cuentas de la ley D’Hont no salieron como esperaban Iglesias y Garzón. Algunos recordaban ayer el naufragio de la alianza del PSOE e IU en la elecciones de las generales del 2000, que también supuso un impulso para el Partido Popular. 

Iglesias frente a Errejón

El resultado de esta alianza es un mazazo personal para los dos candidatos. Era una apuesta muy personal de Iglesias que encontró la oposición de pesos pesados de la formación como Íñigo Errejón. Se impuso el jefe de filas y puede que su voz sea más cuestionada en las próximas decisiones que adopte el partido. Además, posiblemente se reavive alguna que otra batalla territorial en la que precisamente se habían lanzado críticas al centralismo y personalismo, hacia la forma de adoptar resoluciones desde Madrid.

Habrá que ver cómo digiere la cúpula este traspié después de que cada cita electoral supusiese una nueva conquista. Iglesias solo había sufrido un revés inesperado en las autonómicas de Cataluña, presentando un proyecto ajeno a Ada Colau y posteriormente tuvo que ceder protagonismo y poder de decisión al grupo de la alcaldesa. La cuestión es si se plantearán cambios y cómo se intentará mantener la supuesta transversalidad de Podemos.