El reto de integrar a la líder andaluza, a Madina y a Chacón

G. B. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

25 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Pedro Sánchez ni siquiera se molesta en ocultar el trato preferencial que está otorgando a la presidenta andaluza, Susana Díaz, desde el mismo momento en el que fue elegido por los militantes para hacerse cargo de la secretaría general. Sabe que sin el respaldo de la poderosa líder de los socialistas andaluces nunca habría conseguido esa victoria y que fue la demostración de poder que hizo con la recogida de avales en Andalucía lo que inclinó definitivamente la lucha a su favor. Pero, por encima de eso, el nuevo secretario general del PSOE sabe que no es posible en este momento hacer nada en el partido en contra de Díaz, que gobierna la única gran comunidad en manos de los socialistas, además de Asturias, y la que cuenta con un mayor número de militantes. El secretario general saliente, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya comprobó hasta qué punto es poderosa Díaz en este momento cuando tuvo que pactar con ella en la pasada conferencia política para que sus propuestas no salieran derrotadas por los críticos. El nuevo secretario general es consciente, además, de que Díaz era la preferida de la gran mayoría de los barones socialistas para hacerse con la dirección del PSOE, hasta el punto de que, gracias a la mediación de José Blanco, todos ellos, excepto el extremeño Guillermo Fernández Vara y el asturiano Javier Fernández, propusieron elegirla por aclamación y sin primarias. Solo la respuesta de Eduardo Madina, amparado por Rubalcaba, de exigir que votaran los militantes impidió que la presidenta andaluza se hiciera con las riendas del partido.

Pero, además de contentar a Díaz, que no tiene empacho en que se note su poder, Sánchez se enfrenta al reto de integrar a los partidarios de Madina, que ya ha lanzado la advertencia de que si no se incluye a miembros de su equipo en al ejecutiva estará en la oposición interna. Y, por último, el nuevo secretario general tiene como máxima prioridad también que la exministra Carme Chacón acepte formar parte de la nueva dirección para evitar así la posibilidad de que la ex aspirante a la secretaría general le dispute la candidatura a las elecciones generales cuando se convoquen las primarias. De ahí que Sánchez se mueva con prudencia para hacer ese encaje de bolillos.