Un hombre en paro, rutinario y de pocas palabras

Elisa Alegre EFE

ESPAÑA

Atlas TV

Los vecinos de Daniel Pérez no entienden qué ha podido pasar por su cabeza para empotrar su coche contra la sede del PP en Madrid

20 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Daniel Pérez, de 37 años de edad, es una persona en paro, poco habladora, de rutinas diarias, que tomaba un café en el bar y se iba a cortar leña al monte, según destacaron ayer vecinos de Bronchales, su pueblo. En plena sierra de Albarracín, este pequeño pueblo, el cuarto más alto de España, que en invierno se queda con poco más de 300 habitantes, no se explica qué ha podido pasar por la cabeza de Daniel para coger su coche, cargarlo de fertilizante y bombonas de butano y empotrarlo contra la sede del PP en Madrid. «Tuvo problemas mentales hace diez o doce años» que se pusieron de manifiesto cuando una noche, vestido en pijama, cogió el coche de un vecino y se fue a Zaragoza, explicó ayer el alcalde de este municipio, Francisco Nacher, de Chunta Aragonesista y propietario de una empresa de jamones.

Después de aquello estuvo ingresado en un centro hospitalario, cuentan los vecinos, pero desde entonces no ha tenido ningún problema, relató el regidor, quien insistió en que su comportamiento siempre ha sido normal, no es una persona radical. «Es poco hablador», reconoce el alcalde, quien tiene casi su misma edad, y «no tiene problemas con nadie, ni es agresivo».

Hijo de un exalcalde

En la casa familiar ha recibido la noticia el padre del joven, Juan Pedro Pérez, alcalde socialista del 2003 al 2007 y concejal en la siguiente legislatura. Actualmente, está retirado de la política municipal y centrado en su trabajo de toda la vida de pintor, al que también se dedica su hijo ocasionalmente. Su madre, Teresa, trabaja como cocinera en Teruel, que se encuentra a unos 62 kilómetros de la localidad y donde se enteró de los hechos.

Daniel Pérez Berlanga vive habitualmente en un piso cercano a la casa familiar de sus padres, a donde acudía a comer y cenar a diario. Estaba en paro desde que hace unos tres años terminó de trabajar en una fábrica de la localidad cercana de Cella, dedicada a la transformación de tableros de madera. Terminó el trabajo porque le echaron o se le acabó el contrato, justo cuando finalizó la legislatura y ganó el PP las elecciones, y siempre ha culpado a este partido de quedarse sin trabajo, relataron jóvenes del pueblo que han compartido con él escuela y cafés.