Peligros

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

20 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Conviene valorar los peligros en su dimensión exacta. Ni dramatizar en exceso, porque se puede generar una alarma desproporcionada; ni minusvalorar los problemas, porque puede llevar a despreciar síntomas de otros males mayores. Cualquier ser humano puede cometer cualquier barbaridad si se dan determinadas circunstancias, personales o externas. Ese peligro existe siempre, pero no puede ser razón ni para desembocar en un Estado policial ni para justificar cualquier acción en motivaciones sociales. Entre el pensamiento y una acción consecuente hay siempre un hiato que marca el sentido de la libertad y de la responsabilidad del ser humano. Por eso, ningún malestar ni desgracia puede servir de excusa para cometer una atrocidad ni para exculpar a su autor. Y aunque siempre hay buenas razones para no dejarse llevar por la desesperación, nunca se puede olvidar que la persona, superado cierto umbral de desesperanza, puede sucumbir a impulsos nada racionales. Ese es otro peligro real que conviene no despreciar. Ni los poderes públicos pueden desentenderse del sufrimiento de miles de personas que se han quedado sin nada y que alimentan día a día a fuego lento su resentimiento ni se puede avivar demagógicamente la espiral del odio a los políticos, porque puede acabar teniendo trágicas e indeseadas consecuencias.