Los soberanistas catalanes tratan de recuperarse tras la sentencia contra el 9-N

C. R. BARCELONA / LA VOZ

ESPAÑA

La Asamblea Nacional de Cataluña reconoce que hay «desánimo» en el mundo independentista

01 mar 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

Las encuestas nunca van a misa, pero marcan tendencia. Un sondeo del canal 8TV difundido recientemente afirmaba que solo el 30 % de los catalanes cree que Cataluña será independiente antes del 2020. Unas cifras que hablan de desconfianza de la población respecto al proyecto secesionista y también de «desánimo», según la descripción que hace la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) del estado de opinión de su parroquia, la soberanista, que se había propuesto declarar la independencia el 23 de abril de este año y que se ha visto obligada a reprogramar su hoja de ruta.

«Estamos en una fase de deshinchamiento», afirma Joan Botella, catedrático de Ciencia Política. «El suflé ha bajado», apunta Santi Rodríguez, diputado catalán del PP. «El ánimo está algo decaído. Los dos meses posteriores al 9-N fueron decepcionantes, la gente tiene un cierto desconcierto», admite Jaume Marfany, vicepresidente de la ANC. Esta plataforma, que ha organizado protestas multitudinarias en la Diada de los últimos tres años, culpa de este enfriamiento a CiU y Esquerra, por haberse enfrascado en una «disputa partidista» que puso el proceso en una situación «crítica», a punto de «encallar». Creen que la decepción se ha producido también porque la militancia soberanista veía muy «cerca» el objetivo de la independencia y ahora se ha dado cuenta de que se le «escapa un poco».

Sin embargo, a pesar del pesimismo generalizado, la ANC entiende que en dos años el movimiento secesionista ha sido capaz de «avanzar mucho». La evolución ha sido muy grande y el «retraso actual» hay que «relativizarlo», afirma Marfany.

Balones de oxígeno

Tras el pacto suscrito en enero entre Artur Mas y Oriol Junqueras para la celebración de las elecciones catalanas el 27 de septiembre, el independentismo quiere pensar que lo peor ya ha pasado y se aferra a dos balones de oxígeno: la sentencia del Constitucional sobre el 9-N y la suspensión por tres años al juez Santiago Vidal, por colaborar en la redacción de un hipotética y futura constitución catalana.

Está por ver si estas dos decisiones encienden la chispa de nuevo, aunque las primeras reacciones no han sido tan enérgicas como ocurrió con el fallo sobre el Estatut, por ejemplo, y tampoco se han convocado manifestaciones en las calles, al margen del debate en las redes sociales. La sentencia y la suspensión de Vidal, que reafirman en sus posiciones a los más convencidos, servirán además de munición electoral a Mas y Junqueras para exprimir el victimismo.