El juez Castro va ahora a por el PP

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El exedil Javier Rodrigo el día de su declaración ante el juez Castro
El exedil Javier Rodrigo el día de su declaración ante el juez Castro MONTSERRAT T DIEZ

Un exconcejal arrepentido confirma algunos de los apuntes de los papeles de Bárcenas sobre el pago con dinero negro de varias sedes del partido

02 mar 2015 . Actualizado a las 08:40 h.

José Castro, el juez del caso Nóos, ha abierto, de nuevo, la caja de Pandora. Pero esta vez, las investigaciones del veterano juez y de su examigo (y ahora de nuevo casi amigo) el fiscal Pedro Horrach no tienen como objetivo la Casa Real sino el Partido Popular y su supuesta financiación, más allá incluso de Baleares. El tándem Castro-Horrach vuelve a funcionar y sus pesquisas no parecen mal encaminadas: sus primeras averiguaciones están confirmando las famosísimas anotaciones de los papeles de Bárcenas sobre la contabilidad B del PP que investiga Pablo Ruz. Pero el fiscal y el juez palmesano tienen algo más que la Audiencia Nacional. Ellos tienen un testigo, un arrepentido, dispuesto a cantarlo todo en busca de un pacto. El futuro de esta nueva pieza, la 28 del macrosumario Palma Arena, es una verdadera incógnita, pero nadie en los juzgados de la capital mallorquina descarta que, conociendo el carácter de Castro y Horrach, la causa de Palma pueda llegar a hacer algo de sombra a la de la Audiencia Nacional.

Ambos interrogarán el próximo día 11 a Luis Bárcenas. El interrogatorio del extesorero del PP no es solo un golpe de efecto, es una pieza más en un puzle que apunta alto. Quieren que Bárcenas confirme las acusaciones que vertió el pasado 22 de enero cuando, en una comparecencia ante la comisión de investigación de la concesión del hospital de Son Espases en el Parlament balear, aseguró que desde la dirección nacional del partido se pidió a varios empresarios aportaciones para comprar la nueva sede del partido en Palma y que varios de ellos contribuyeron con diferentes cantidades.

Esa -explican responsables judiciales de Palma- será la declaración que «valide» la confesión del arrepentido Javier Rodrigo de Santos, exconcejal de Urbanismo en Palma. De Santos, ya imputado, no se anduvo con rodeos en la confesión que hizo el 15 de julio del 2014. Dijo que el empresario y propietario de la constructora Bruesa, Antonio Pinal, le reveló que había dado dinero para la sede del PP en Palma. Y no solo. Asegura que Pinal también le dijo, «en más de una ocasión, que, por su costumbre de trabajar en el País Vasco, trabajaba financiando tanto al Partido Popular como al Partido Socialista».

Pagos confirmados

Pedro Horrach y José Castro juegan sobre seguro. Ya saben que Bárcenas confesó en el Parlamento balear y que identificó a Pinal tanto como donante en Palma como financiador de la sede popular del País Vasco. Y, sobre todo, saben que los papeles de Bárcenas y los informes elaborados por la Policía que obran en la Audiencia Nacional confirman esos pagos. «Para llevar a cabo un control de la operación de financiación de la compra y acondicionamiento de la sede del PP en Vizcaya, Luis Bárcenas creó una cuenta específica denominada sede Vizcaya con las mismas características que el resto de la contabilidad B, de cuya llevanza era el responsable», indica el informe policial fechado en noviembre del 2014. Ese dinero procedía de Bruesa, la empresa de Pinal, quien allegó dinero negro al PP entre el 11 de noviembre de 1999 y el 16 de noviembre del 2005.

Los papeles de Bárcenas lo corroboran. En enero del 2006, Pinal entregó 12.000 euros a Bárcenas, según apuntó el extesorero en sus estadillos. En los mismos papeles aparece otra entrega el 14 de septiembre del 2006.

Por ahí va el órdago de un juez que sabe que le obligarán a jubilarse a su pesar el próximo diciembre y de un fiscal que quiere sacudirse el sambenito de haberse plegado a los poderes del Estado con la infanta Cristina: conseguir que Antonio Pinal, que declarará como imputado horas después de Bárcenas, tire de la manta. O al menos, se avenga a hacer una confesión que pondría en un serio aprieto al PP y que daría alas a la causa.