El ruido de la sinrazón

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

01 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un principio universal que cuantos menos sean y cuanta menos razón tengan más gritan. Esconden su debilidad bajo una muralla de ruido. Porque eso es el preacuerdo suscrito por Artur Mas, Junqueras y unas asociaciones cuya fortaleza deriva única y exclusivamente de su capacidad para acrecentar el griterío. Digan lo que digan los firmantes, el acuerdo es solo una huida hacia adelante de quien no quiere asumir que ha perdido el norte y la razón. Porque, por mucho que les cueste reconocerlo, la seudoconsulta del 8 de noviembre pasado certificó que el independentismo es minoritario; su apoyo social ha ido disminuyendo desde entonces, como ha puesto de manifiesto el último sondeo del CEO; y el frente político se va resquebrajando a cada paso, como demuestra que Unió, Iniciativa y la CUP no hayan suscrito el preacuerdo. Les falla el número y les falta la razón. Porque lo que vendieron como la reivindicación de un principio democrático básico, el derecho a decidir, avanza hacia lo que realmente querían: una declaración unilateral de independencia aderezada con un barniz democrático en forma de elecciones plebiscitarias. Que es un mecanismo propio de regímenes totalitarios. Nada extraño en quienes solo aspiran a imponer su proyecto independentista, a cualquier precio y con cualquier coste. La duda es si Mas ejerce de tonto útil o si ha alcanzado el punto sin retorno de su loca huida hacia adelante.