Rajoy impulsa un brusco giro social para tratar de mantener el Gobierno

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Horst Wagner | EFE

Sopesa subir sueldos a funcionarios y pensionistas antes de las generales

05 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El 21 de diciembre del 2011, Mariano Rajoy tomó posesión de su despacho en el palacio de la Moncloa. Desde ese primer día de su mandato, el presidente del Gobierno optó por poner en marcha cuanto antes las reformas y los recortes presupuestarios que fueran necesarios, por duros que resultaran. Era consciente ya entonces, antes incluso de tener que traicionar su propio programa electoral subiendo los impuestos, del enorme coste político que acarrearían esas medidas. Pero su cálculo, y el de sus asesores, era que esas reformas le permitirían llegar al último tramo de la legislatura con el país en una posición económica mucho más desahogada, y con los ciudadanos notando en su bolsillo esa mejoría, lo que haría posible su reelección.

Sus cálculos, sin embargo, fueron demasiado optimistas. Más de tres años y medio después, y a poco más de cinco meses para las generales, los grandes datos económicos corroboran el inicio de la recuperación, pero la mayoría de los ciudadanos están todavía lejos de notarlo en su día a día. Y las cifras de paro y de cotizantes a la Seguridad Social son prácticamente las mismas que cuando llegó al Gobierno.

Ese error de cálculo sobre el plazo en el que la recuperación llegaría a la calle, unido a las malas perspectivas de los sondeos, que sitúan al PP lejos de la victoria rotunda necesaria para impedir la formación de una coalición de izquierda que le sustituya en el Gobierno, ha obligado a Rajoy a modificar su estrategia de cara a las elecciones generales. Y por eso ha decidido abordar ahora un brusco giro social para recuperar el respaldo de cerca de dos millones de votantes desencantados que han dejado de apoyar al PP.

El pistoletazo de salida se produjo el pasado jueves con el adelanto a julio del 2015 de la rebaja fiscal prometida para el 2016. Pero eso es solo el inicio de una batería de medidas que el Gobierno irá anunciando en los próximos días y que supondrán un alivio económico para una mayoría de ciudadanos, y muy especialmente para las clases medias. El discurso de que nada iba a cambiar en la política económica ha pasado ya a un segundo plano. Y ahora se considera que no existen líneas rojas a la hora de dar la vuelta a la situación, de manera que la etapa de sacrificios, de austeridad y de ajustes presupuestarios deja paso a una época de ayudas, de estímulos e inversión que alivie la presión sobre quienes más han sufrido la crisis.

La Conferencia Política que el PP celebra el próximo fin de semana se plantea como un escaparate de este giro social que el Gobierno justifica en el hecho de que la mejora de la economía permite aflojar la presión fiscal. Pero irá más allá, evidenciando también un cambio en las formas y en el discurso que, según adelantan fuentes populares, resultará sorprendente.

Hechos, y no promesas

A la rebaja del IRPF puesta ya en marcha se podría añadir esta misma semana una compensación económica a los funcionarios, que llevan más de cinco años con su salario congelado. Además de devolverles el 75 % de la paga extra retirada en el 2012, se plantea una devolución de días libres perdidos e incluso una moderada subida de sueldo. Antes de las generales, y en función de los cálculos de la multitud de informes que Rajoy ha encargado a los responsables ministeriales, podrían anunciarse también guiños económicos para los pensionistas, con anuncios de subidas por encima del mínimo que marca la nueva ley, y más planes de apoyo a los autónomos.

Existen otras medidas que el Ejecutivo prepara con mayor secreto para no perder el efecto sorpresa que se pretende con una batería de propuestas que quiere anunciar de manera progresiva en los meses que restan hasta las elecciones. Conscientes de la credibilidad que han perdido en esta legislatura, la idea de los populares es no centrarse en hacer una campaña electoral basada en promesas para la próxima, sino en ir poniendo ya en marcha esas medidas reales antes incluso de que comience la campaña para recuperar así la confianza.