Javier Fernández advierte contra un PSOE débil aunque haya un líder fuerte

La Voz

ESPAÑA

Chema Moya

A una semana de fijarse la fecha de las primarias, el presidente de la gestora defiende la capacidad de generar consensos y manjear disensos

25 mar 2017 . Actualizado a las 15:04 h.

El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, ha lanzado un aviso al partido a las puertas de que inicie su proceso de elección del nuevo secretario general, y ha defendido que «democratizar» el partido no significa «convertirlo en una asamblea permanente ni avanzar hacia una organización más débil y un liderazgo más fuerte». Así ha inaugurado el también presidente del Principado de Asturias el foro en el que los socialistas debatirán el proyecto político que llevarán a su 39 Congreso, una semana antes de que el Comité Federal fije las fechas de las primarias y defina todo el calendario que llevará a la elección del nuevo secretario general del partido.

Sin mencionar a ninguno de los tres aspirantes que van a concurrir esta carrera, Fernández ha defendido la «capacidad para generar consensos y manejar disensos», pero, al mismo tiempo, ha advertido de lo que, a su juicio, no es democratizar la organización. Así, ha alertado de que «evitar el monopolio del poder en las cúpulas en perjuicio de la participación de las bases no pasa por un partido más plebiscitario que deliberativo, más asambleario que representativo».

«No queremos un partido sin rumbo»

«No queremos una organización burocratizada entregada a sus estados mayores, a guardias pretorianas que estén ahí, atrincheradas en el poder, no lo queremos, pero tampoco queremos un partido sin rumbo, sin ideas y sin proyecto político», ha remachado. En esta misma línea, ha insistido en que el PSOE no puede ser «una mera plataforma electoral al servicio de un líder que reclame autonomía o que exija confianza». «Queremos un partido tan plenamente democrático como electoralmente participativo, con un proyecto de crecimiento y de equidad, de desarrollo y de bienestar», ha remachado.

Javier Fernández ha defendido que los españoles tienen derecho a conocer el proyecto de los socialistas y ha reivindicado la política como la herramienta para «resolver los problemas, encontrar soluciones a los problemas» pero, también, como un instrumento para «devolver» a los ciudadanos la sensación de «confianza».

«La política empieza cuando los técnicos, los burócratas, los expertos, han hecho su trabajo y alguien tiene que decidir lo que hay que hacer», ha subrayado, para después hacer hincapié en que esto «no se hace con soluciones maravillosas», sino con «los materiales más comunes, o al menos los más baratos, con las ideas y con las palabras normales, del habla de la gente, porque son esas palabras la única manera que tienen las ideas de poner el pie en la calle».

Fernández ha apuntado que para algunos la política es «conspiración, secretismo, maniobras pragmáticas, maquinaciones oscuras», pero, ha avisado, «no hay peor fantasía que una sociedad sin política porque es lo único que puede mantenernos unidos siendo diferentes, es el único poder al alcance de los que no tienen».

Por eso, ha defendido que el PSOE tiene que advertir a la gente que la política no la hacen sólo los políticos, que también están «los grupos de presión, los clanes acampados a la vera del poder», y todos quieren que «su dinero hable más alto que las voces de la gente», pero «los protagonistas principales son los partidos».

«Nosotros somos un viejo partido y no renunciamos ni a nuestra tradición ideológica ni a nuestra lectura crítica de la realidad», ha subrayado, para después que el PSOE tiene que ser una organización «en la que haya espacio para compartir acuerdos y desacuerdos», con «capacidad para generar consensos y manejar disensos».

Por eso, y tras alertar de los riesgos de caminar hacia una organización al servicio de «un liderazgo cada vez más fuerte», ha defendido que el PSOE tiene que «recordar que cambio, responsabilidad, moderación y un único discurso en toda España son los ingredientes que hicieron del PSOE un partido grande».