Madrid y Vitoria acercan posturas sobre el Cupo, clave para que el PNV apoye los Presupuestos

Falta una semana para que los Presupuestos del Estado se enfrenten a su primer gran examen, el de las enmiendas a la totalidad. Para superar este primer obstáculo, el Gobierno espera contar con el necesario apoyo del PNV, lo que le permitiría disponer de los 175 votos mínimos exigibles para rechazar los vetos de la oposición. Las negociaciones para alcanzar un acuerdo en este sentido están a punto de fructificar, según dejó entrever ayer el presidente vasco, Iñigo Urkullu, quien reconoció públicamente que los Gobiernos central y vasco están a solo unas horas de pactar la reforma del Cupo, que constituye la condición fundamental para que los nacionalistas den su voto en el Congreso a favor de las cuentas del Estado para el presente año.

El Cupo es la cantidad que el Gobierno vasco debe pagar anualmente al Estado para costear los servicios que este le presta, como los de defensa e infraestructuras aeroportuarias. Este es el nudo gordiano de las discrepancias entre las Administraciones central y vasca desde que se aprobó el régimen económico especial del País Vasco. El método de cálculo se determina en una ley que debe ser renovada quinquenalmente, pero la falta de acuerdo ha hecho que no se haya tocado desde hace diez años.

Según el Gobierno vasco, el Cupo debería rondar los 850 millones de euros anuales, por lo que desde el 2011 habría acumulado un sobrepago de 1.600 millones de euros. En el proyecto de Presupuestos enviado a las Cortes, el Gobierno lo fija para este año en 1.202 millones, es decir 352 más de los que estima el Ejecutivo de Vitoria.

Urkullu reconoció la proximidad de un acuerdo sobre las discrepancias pasadas, y que lo que de momento impide que se cierre definitivamente son las diferencias sobre el método de cálculo para el próximo quinquenio. No obstante, manifestó su optimismo en lograr pronto el pacto.

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