No es suficiente

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

25 abr 2017 . Actualizado a las 07:48 h.

Lo reconoció Esperanza Aguirre en forma de aviso a navegantes. Esto es, para los mal pensados, Mariano Rajoy. Porque en esta guerra soterrada que ambos mantienen desde hace años nadie da puntada sin hilo. La lideresa dejaba como testamento político la idea de que, en los casos de corrupción, no es suficiente con la acción judicial. Siempre tardía, como se apresuró a precisar. No habló de que la reacción de la política es aún mucho más lenta. La dilación de la Justicia tiene causas muy evidentes: de entrada, las propias exigencias de un proceso que debe ser extremadamente riguroso para no vulnerar los derechos de los investigados; pero también la conocida y sangrante escasez de recursos de la Administración judicial, así como las tácticas dilatorias aplicadas sistemáticamente por las partes. Y se entiende como estrategia de defensa de los culpables, pero no de responsables políticos, incluso de partidos, como señala abiertamente el tribunal del caso Gürtel en alusión al PP.

Y esto es lo realmente grave: la feroz resistencia de los políticos a asumir responsabilidades. Porque no es suficiente esperar a que el fuego lo arrase todo para saber que hay un incendio. Un político honesto tiene suficiente con ver el humo para asumir que hay un fuego. Pero cuesta encontrar un ejemplo de tal diligencia moral. Sería en todo caso la excepción en un ambiente de general renuencia a reconocer que el estercolero de la corrupción no es responsabilidad exclusiva del corrupto, sino también de quien, pudiendo, no ha hecho lo suficiente y necesario para prevenirlo antes, evitarlo durante y perseguirlo después. Y Aguirre es un buen ejemplo de resistencia a asumir responsabilidades, aunque el que haya dimitido tres veces pueda hacer parecer lo contrario. Solo muestra su habilidad para irse sin acabar de irse. Han pasado ocho años desde las primeras detenciones en su entorno por la Gürtel, y han tenido que caer sus dos hombres de máxima confianza, uno por la Púnica y otro ahora, para dejarlo. Demasiado tarde. Tan a destiempo que ya ni la dimisión es suficiente.