La nueva eclosión de corrupción en el PP deja aún más en precario al Gobierno

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Rajoy pide que se deje de debatir sobre los casos judiciales y se garantice la estabilidad

30 abr 2017 . Actualizado a las 10:10 h.

La corrupción se ha convertido en una pesadilla para el PP que reaparece en los momentos más inesperados. El caso Bárcenas resultó devastador y salpicó al propio Mariano Rajoy, no solo porque fue quien lo nombró tesorero sino también, y sobre todo, por el mensaje de ánimo que le envió cuando ya se sabía que tenía cuentas en Suiza. Pero la operación Lezo, que ha dado con Ignacio González en la cárcel, puede ser aún peor. No solo por el valor de lo presuntamente robado a las arcas públicas, sino porque la dirección nacional del partido sabía al menos con tres años de antelación que el expresidente madrileño también tenía una cuenta en el país helvético y no investigó ni lo denunció en los juzgados. Todo esto se añade a actuaciones cuestionables de Justicia e Interior respecto a los hermanos González.

En paralelo, Rajoy está a punto de lograr un difícil pacto multilateral para sacar adelante los Presupuestos que, a poco del acuerdo con el PNV, depende del diputado de Nueva Canarias que fue a las elecciones en las listas socialistas. Si se concreta el pacto, habría asegurado la continuidad de la legislatura sin tener que apretar el botón nuclear de las elecciones anticipadas que está en su mano a partir del próximo miércoles. Pero en los seis meses que van de legislatura, el Gobierno, sostenido por 137 diputados, solo ha podido aprobar una ley sin importancia y ha sufrido importantes derrotas parlamentarias. La acción legislativa está paralizada, porque al PP le es imposible lograr mayorías. Ni siquiera es capaz de atraerse a su socio de investidura, Ciudadanos, que ahora está más cerca del PSOE que del PP.

Avalancha de casos

La avalancha de casos de corrupción complica aún más los acuerdos parlamentarios. Por primera vez en la democracia un presidente del Gobierno va a tener que declarar en la Audiencia Nacional por el caso Gürtel, debido a lo que el propio tribunal califica como falta de colaboración de su partido. Pendiente tiene también su comparecencia en la comisión de investigación del Congreso sobre la presunta financiación ilegal del PP. Dos frentes abiertos que atañen directamente a Rajoy. Los ministros Rafael Catalá y José Ignacio Zoido también deben hacer frente a difíciles comparecencias parlamentarias, el primero por sus relaciones con González y la actuación de los fiscales; el segundo por la reunión de su número dos, el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, con el hermano del expresidente tras saber que estaban siendo investigados. En Moncloa y Génova existe, además, un gran temor ante las probables nuevas sorpresas que pueda deparar el sumario, que se está filtrando a cuentagotas.

Un problema judicial

Desde Bruselas, Rajoy redujo los casos de corrupción que afectan al PP a un mero problema judicial. El presidente del Gobierno pidió a los partidos que ayuden a mantener la estabilidad política en España y a «construir» en vez de generar debates sobre asuntos «que ya están en manos de los tribunales». Así respondió a la pregunta de si teme que la corrupción pueda afectar a la estabilidad de su Gobierno. Rajoy hizo abstracción de la operación Lezo y enumeró una serie de datos económicos, como el hecho de que España creciera un 0,8 % en el primer trimestre de este año, que dijo es el doble de la media de la UE, o que el paro haya bajado en medio millón de personas en un año. «Desde el punto de vista económico, las cosas están yendo muy bien, y para eso es muy importante que seamos capaces de mantener la estabilidad política», afirmó.

El presidente advirtió de que el acuerdo con el PNV para aprobar las cuentas públicas aún no está cerrado, aunque sí encarrilado después de que renunciara a presentar una enmienda a la totalidad, decisión que calificó como «de alto valor político, ya que si lo hubiera hecho habría sido prácticamente imposible aprobarlas. Además, aseguró que, en todo caso, no se trata de «cambiar cromos», sino de analizar qué es lo que pueden aportar todos en defensa del interés general. Sin embargo, el portavoz del PNV en el Parlamento vasco, Joseba Egibar, sostuvo ayer que su partido ha activado la negociación presupuestaria cuando se ha puesto «en vías de solución» el «conflicto sobre el cupo», lo cual constituía una «condición previa».