«Ni quiero ni puedo aceptar el referendo», persiste Rajoy ante empresarios catalanes

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Andreu Dalmau | EFE

Compara la secesión con el «brexit» y avisa del terrible efecto de la independencia

28 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La semana arrancó con Carles Puigdemont en Madrid y ha concluido con Mariano Rajoy en Sitges (Barcelona), en un intercambio de destinos que ha constatado que las distancias entre los dos Gobiernos, el central y el catalán, son insalvables. Después del portazo definitivo del jefe del Ejecutivo a la propuesta formal de Puigdemont de negociar un referendo para Cataluña, Rajoy cumplió ayer con su cita anual con las jornadas del Círculo de Economía (no ha faltado nunca desde el 2004), donde avisó a los catalanes de las «terribles» consecuencias que podría provocar la independencia de Cataluña.

Un «trauma» similar, según la analogía que trazó el presidente del Gobierno, al que está causando el brexit. En la reunión del influyente grupo de presión empresarial, que reúne a la flor y nata del empresariado catalán, este se puso el jueves de parte de Rajoy cuando instó a Puigdemont a respetar el marco legal y a acudir al Congreso a defender su plan. Pero por si alguno aun tenía dudas, el presidente del Gobierno enumeró alguna de las plagas bíblicas que la secesión llevaría consigo. «Es lo peor que nos puede pasar a todos, españoles y catalanes», afirmó. Entre otras cosas, porque expulsaría a los catalanes de la UE, «digan lo que digan». La coletilla iba dirigida al vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, quien el viernes, desde el mismo micrófono, afirmó que es «imposible» que Cataluña se quede fuera del club europeo. Rajoy les advirtió además de que si Cataluña sale de la UE y se convierte en un nuevo Estado perderá las ayudas europeas y su PIB se reducirá un 30 %. El presidente del Gobierno tenía ganas de explicarse y así como en otras ediciones trató de esquivar el tema catalán, ayer lo encaró de frente. 

«No se va a producir»

«No lo voy a autorizar porque ni puedo ni quiero. Ese referendo no se va a producir», expresó. El Gobierno ha elevado el tono esta semana contra los soberanistas, tachados de golpistas. «El derecho de autodeterminación no existe», aseguró Rajoy.

Como en la carta enviada a Puigdemont en la que cerró todas las puertas a la consulta, el presidente del Ejecutivo central volvió a emplazar al dirigente nacionalista a acudir al Congreso a defender sus tesis. Ese referendo podría autorizarlo el Parlamento, dijo, pero para ello necesitaría un cambio en la Constitución porque la «soberanía radica en el conjunto del pueblo español».

Los empresarios catalanes, igual que pidieron al Gobierno catalán que cumpla la ley, reclamaron al presidente que negocie con el soberanismo alguna propuesta de tercera vía que pueda solucionar el conflicto.

Rajoy no cerró ninguna puerta en este sentido, aunque criticó a Puigdemont porque no le da ningún margen, pues se limita a hablar del referendo. Censuró además el chantaje que a su juicio quiere hacerle el secesionismo, que le amenaza con «liquidar» la soberanía nacional en 24 horas, a través de la ley de transitoriedad jurídica, si no se sienta a la mesa. «Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que el sentido común se imponga y por una solución política», se comprometió ante los empresarios. Eso sí, les pidió ayuda para derrotar el independentismo y les dijo que la «solución» al debate no es un tema que implica solo al Gobierno y a los diputados, sino también a «todas aquellas personas que creen en el país».

Y concluyó su intervención con un aviso a los que exigen una salida, pero no se mojan: «La equidistancia está muy bien, pero no en todo». También en este punto pidió al PSOE que arrime el hombro. Una de las posibles salidas que plantearon los empresarios es la que ya reclamó Artur Mas en el 2012, el pacto fiscal o una especie de concierto a la catalana. Rajoy no lo rechazó, pero dejó claro que no es partidario.

Los soberanistas suben el tono contra Puigdemont para que fije fecha y pregunta

El presidente de la Generalitat recibió ayer presiones desde todos los flancos. No solo Rajoy le cerró la puerta al referendo, sino que la ANC, Òmnium y la AMI le exigieron que fije ya la fecha y la pregunta de la consulta. Puigdemont llevaba días advirtiendo de que en cuanto tuviera el portazo definitivo por parte del Gobierno central y la opción de una consulta pactada con Madrid quedara descartada, activaría la vía unilateral para celebrar el referendo a las bravas. Sin embargo, la primera reacción del Ejecutivo catalán tras la negativa formal de Rajoy no ha sido pulsar el botón rojo de la consulta unilateral, lo que ha puesto nerviosos a los sectores más radicales del independentismo.

En una reunión extraordinaria celebrada de manera conjunta por primera vez, las tres entidades que ejercen de grupo movilizador del soberanismo reclamaron a Puigdemont que dé por muerta la consulta pactada y tire por la calle del medio. «Presidente, es la hora de tener fecha y pregunta, ya no podemos esperar más», afirmaron las tres plataformas, en la misma línea que la CUP.

La situación es comprometida para el Gobierno catalán, cuyos miembros están advertidos por notificaciones del Constitucional que no pueden dar ningún paso en el desarrollo del referendo, pues podrían incurrir en delitos de desobediencia, prevaricación y hasta malversación, como la consejera Borràs, imputada por el anuncio de la compra de urnas. La ANC, Òmnium y la AMI han reiterado que si el Gobierno impide celebrar la consulta tratarán de responder con movilizaciones.